sábado, 29 de agosto de 2015

Terapeutas y Construccionismo Social: Resultados de Investigación

Terapeutas y Construccionismo Social: Resultados de Investigación
Isabel Muñiz Montero
Editora


Autores:
Arlene Moses Mier y Concha, Marinett C. Hernández Rodríguez, Juan Martínez Bautista, López Salinas Guadalupe del Carmen, Victoria Ramos Hernández, Erika López Rosas, Eduardo Limón Ruiz, Viridiana Gabriela López Ponce, Yadira Vargas Granillo, Selene Cuanalo Contreras, Fernanda Pérez García, Selene Vigueras Valenzuela, José Roberto Martínez Castro.


Puebla México 2015

Prologo

Prologo
La presente obra es el resultado del trabajo simultáneo de un grupo de jóvenes y entusiastas alumnos de la maestría en terapia familiar sistémica  que comparten espacio dentro de la Universidad del Valle de México. Cada una de estas aportaciones ha centrado su interés en tratar de entender, analizar y explicar alguna problemática social que afecta especialmente a estado de Puebla. De esa forma, los trabajos resultan variados en sus temáticas, por esta razón el presente documento se ha dividido en dos partes, siendo la primera dedicada a problemas varios, pero que tienen como punto central la pobreza. De tal forma que el trabajo de Arlene Moses Mier y Concha analiza el suicidio en adolescentes de una comunidad que ha sido poco atendida y que carece de la posibilidad de recibir servicios terapéuticos y que sin embargo muestra una alta incidencia de disfuncionalidad familiar. Marinett C. Hernández Rodríguez nos muestra la realidad del trabajo infantil, un problema cuya causa multifactorial encuentra mucho de su razón en la pobreza, la falta de oportunidades de los padres, el sistema económico y social y los vacios legales; cabe señalar que el trabajo infantil es ilegal. Juan Martínez Bautista analiza las consecuencias de la migración en el entorno familiar, siendo la migración un fenómeno de gran importancia en el estado de Puebla queda clara la importancia de este tipo de estudios. Guadalupe del Carmen López nos muestra la realidad de la cotidianeidad y las problemáticas del sistema penitenciario poblano. Victoria Ramos Hernández analiza la pobreza y se acerca a ella desde la mirada del terapeuta para dar razón sobre la forma de vida y consecuencias que genera. Finalmente Erika López “pone el dedo en la yaga” para acercarnos a la realidad de miles de jóvenes poblanos que al salir de la universidad encuentran serias dificultades para emplearse.
En la segunda parte de este documento los terapeutas centran su atención en las problemáticas de género y homosexualidad, Eduardo Limón Ruiz abre este espacio con un análisis sobre la homofobia, los crímenes de odio y  conforma un análisis a través del concepto de nuda vida de Agamben. En un contexto similar María Fernanda Pérez García analiza el patriarcado y la discriminación de género. Por su parte, Viridiana Gabriela López Ponce, Yadira Vargaz Granillo, Selene Vigueras Valenzuela y José Roberto Martínez Castro centran su interés en analizar diversas perspectivas del proxenetismo y la trata de personas; considerando que el estado de Puebla es considerado en el que se han identificado un mayor número de mujeres captadas para la trata cabe destacar la importancia del tema. En un intento por desarrollar un perfil del feminícida Selene Cuanalo Contreras analiza dicho perfil y muestra que condiciones y características se gestan en torno al asesinato de mujeres.
El desarrollo del presente documento ha tenido el objetivo de capacitar a los jóvenes terapeutas familiares en el entendimiento de la realidad social. Para que en el momento de ejercer la terapia familiar comprendan que el contexto de sus futuros pacientes generará condicionantes que ellos deberán comprender, para así aportar su capacidad profesional en el mejoramiento de las problemáticas familiares. Con mis mejores deseos para este grupo de futuros terapeutas, les agradezco su participación.
Isabel Muñiz Montero
Agosto 2015

De Los Autores
Arlene Moses Mier y Concha, Marinett C. Hernández Rodríguez, Juan Martínez Bautista, López Salinas Guadalupe del Carmen, Victoria Ramos Hernández, Erika López Rosas, Eduardo Limón Ruiz, Viridiana Gabriela López Ponce, Yadira Vargas Granillo, Selene Cuanalo Contreras, Fernanda Pérez García, Selene Vigueras Valenzuela, José Roberto Martínez Castro.

Todos ellos son psicólogos clínicos, terapeutas familiares en formación y estudiantes de la Universidad del Valle de México, Campus Puebla.


EL PATRIARCADO EN LA HOMOSEXUALIDAD Y LA DISCRIMINACIÓN DE GÉNERO

EL PATRIARCADO EN LA HOMOSEXUALIDAD Y LA DISCRIMINACIÓN DE GÉNERO
 María Fernanda Pérez García

"De la recuperación de la maternidad depende el que la humanidad tenga o no tenga futuro; esta recuperación necesariamente supondría la recuperación de la sexualidad femenina y la recuperación de las relaciones armónicas entre hombres y mujeres: no hay otro modo de recuperar la maternidad"
Casilda Rodrigáñez
RESUMEN

El siguiente articulo tiene como objetivo analizar la discriminación entre grupos de homosexuales los cuales son estigmatizados por una sociedad humana patriarcal del consentimiento, la cual genera que el patriarcado se siga reproduciendo, formando individuos que agreden y discriminan todo aquello que salga del concepto de normalidad, el principal objetivo es  expresar la causa por la cual existe esta situación no solo como un problema social si no como un problema especifico entre la comunidad gay, se pretende mostrar que aun entre homosexuales se sigue reproduciendo el patriarcado desde la perspectiva de rol y genero, esto quiere decir que dentro de las relaciones entre parejas gay se adopta un rol independientemente cual sea tu genero, el cual define quien es que ejerce el poder y quien es el que recibe este.

Palabras clave: patriarcado, homosexualidad, discriminación, género, rol, machismo
La Cosmovisión de los seres humanos, la globalización social y el rol jerárquico de las familias contemporáneas, sustenta la figura del hombre como un ser evolucionado, una pieza clave que ha mantenido la supervivencia de la sociedad; minimizando la percepción de la mujer a tal grado de ser sólo un acompañante que presenta la inmaculada capacidad de procrear; a su vez, repugna cualquier otra orientación sexual a tal grado de ser una aberración humana. Estas líneas, podrán parecer irracionales, machistas y hasta sociópatas; lamentablemente, exhiben la cruda realidad que sigue vigente en el siglo XXI.
La figura del hombre como el macho alfa, el líder, el rey, el emperador, etc., se pueden resumir en la figura “prototípica del macho (Florescano, 1995)”; sus rasgos distintivos y el papel central que ocupa en todas las culturas del planeta, se destacan desde milenios atrás.
Como afirma Manuel Fernández Perera (1995): “mientras el macho fue impune (más aún, venerado, temido y obedecido ciegamente) y campeón por su estricto dominio, el mundo entero, no tuvo tal denominación”. Esto nos hace saber que el mito del macho es una construcción moderna, una elaboración contemporánea del poder del hombre en la sociedad, tesis que existe desde el principio de los tiempos, que se proyecta en la historia, pero imposible de rastrear más allá del siglo XIX; lo cual nos hace reconocer que la mayoría de las luchas "feministas" de fines de aquel siglo fueron, en efecto, libertarias, pero no contaron con que la definición del macho surgió en su época.
“Habrá que señalar, por principio de cuentas, que como con todos los prototipos cuajados en el añadido de leyendas, trazos esquemáticos, lugares comunes y dichos, la figura mítica del macho, es una creación social y una imagen colectiva (Fernández, 1995)”. Este perfil está anclado eminentemente en los mecanismos de la dominación, la sujeción, la imposición y el avasallamiento tanto personal como social, que se origina como en el Patriarcado[1], forma de organización que por milenios se ha amasado en el pensamiento del ser humano.
Estamos entonces frente a un fenómeno de carácter universal y ancestral. Pero también habría que señalar enseguida que esto no implica una suerte de resignación determinista, sino el simple reconocimiento e identificación de su probable sustento en el resabio. Esto es, por una parte, una superioridad de la fuerza física (en la absoluta mayoría de los casos) y, por otra, su manifestación en el conjunto de los comportamientos y pautas de conducta heredados por la reproducción cultural. Por asombroso que parezca, nunca antes como en la actualidad se había hecho tanta turbación por el Patriarcado pues se visualizaba como una regla bastante común.
El imperio ancestral del hombre siempre ha tenido manifestaciones culturales y representaciones dirigidas al despliegue social y a la consolidación de su poder: cetros, coronas, tronos, altares, espadas, relámpagos, flechas, atavíos, y sus correspondientes en el terreno de los epítetos, invocaciones, formulismos; “el culto al cuerpo, la fuerza física y la guerra, y todo tipo de ceremoniales, conformaron el gran aparato simbólico de la masculinidad y sus emblemas del poder (Florescano, 1995)”. Desde aquí podemos ver que son pocos los vestigios de cultos centrados en imágenes femeninas y muchos de los que existen cuentan con la contundente suplantación absoluta y definitiva por la figura masculina, que asumió la preponderancia desde la religión hasta el comercio, desde el control político hasta la autoridad doméstica. Nuestro particular sistema. Heredero del paterfamilias romano y el patriarca semítico (sus dos más evidentes cimientos, junto con el acusado masculinísimo de las culturas indígenas), ha reproducido hasta la actualidad esa hegemonía prácticamente sin rupturas aunque no sin descalabros.

En la Edad Moderna, y más concretamente desde la Ilustración, se ha ido minando de modo progresivo esa supremacía patriarcal, con la participación y la presencia pública del otro género: la mujer, símbolo de prosperidad y abundancia; pero también es en esta época donde se da la germinación, aunque aún negada, de las diferentes tendencias sexuales.
“Se ha tratado, en lo fundamental, de la crítica consistente del poder político concentrado en una solo persona y de su creciente atribución a otros cuerpos sociales: la burguesía, el campesinado, el proletariado, el pueblo, las mesas, por medio del Estado y de instituciones políticas representativas (Florescano, 1995)”. Movimientos que transforman a la sociedad y su cosmovisión, no sólo abordados por la mera cuestión del género, aunque lo ha mezclado sin duda, y que se ha multiplicado en incontables luchas libertarias con honda repercusión en las representaciones colectivas, el imaginario social, los estilos de vida y las culturas que las han transformado.
La cultura contemporánea se ha encargado de dar al mito del Patriarcado sus más prototípicas representaciones, patrones de conducta, atributos imprescindibles y demás alardes de su configuración; la reiteración nominalista como sujetos de jerarquización dominante, el afán de superioridad, la presunción de nunca aceptar una derrota aunque se esté equivocado y demás atributos que vuelven al hombre el dueño y señor de lo que le rodea.
Como menciona Marta Fontenla (2005) “El patriarcado o poder del padre, a diferencia de lo que se cree no es simplemente machismo, es penoso ver tanta lucha infructuosa entre hombres y mujeres, sobre quién es el más fuerte, quién es el más violento, es triste ver tanto odio recíproco”. El patriarcado básicamente es una estructura, un engranaje social que se configura empezando con la estructura familiar triangular madre-padre-hijo. En esta estructura se anula la capacidad y despliegue de la sexualidad de ambos, particularmente de la mujer, hablando de sexualidad femenina hay que referirse en su término más amplio que involucra también al desarrollo de la maternidad, que es el desarrollo de todo ser humano, porque nuestra estructura inicial depende del tipo de maternaje y entorno que tuvimos, por lo tanto, el patriarcado con la institución del matrimonio limita el desarrollo y expansión de la sexualidad de la mujer que configura la estructura de los nuevos seres y que pega muy fuerte en la estructura de la mujer, me centro en ella porque ella es la que luego trae otro nuevo ser.
El Patriarcado es tomado como un producto secundario de la tendencia caracterológica introducida por los estudios psicológicos; sería contrapartida de la tipología de la mujer histérica, la clasificación de las perversiones, la sexualidad infantil y otros patrones de conducta que se fueron fraguando poco a poco desde el siglo XVIII y que alcanzaron su consumación en las teorías de Sigmund Freud y otros psiquiatras. Tendría equivalentes en otros intentos de fijar y reglamentar con criterios pretendidamente científicos las patologías, perturbaciones, desviaciones, traumas, complejos y otras manifestaciones tipificadas como anormales o aberrantes. Esto es, los meandros de la psique, antes patrimonio exclusivo de las regiones y las doctrinas espirituales que la llamaban "alma" o "espíritu".
Esto quiere decir que se denomina al patriarcado como una forma de represión de la homosexualidad.
Nuestro siglo fue particularmente pródigo en este tipo de análisis -no pocas veces imbuidos de férvida imaginación y desatada fantasía-, que en sus afanes de aguda observación y disección a ultranza llegaron a generar postulados tan traídos de los pelos como el que vislumbraba la latente homosexualidad del donjuán, o su fatídica desgracia traumante al no poder encontrar plena satisfacción con una sola mujer, y muchas otras patrañas más que llegaron a calar en la opinión general y a volverse lugares comunes, integrándose al mito (En lengua española, algunos trabajos del Dr. Gregorio Marañón sobre cuestiones sexuales y del uranismo, a partir del Corydon de André Gide, fueron sonados y parecieron bastante atrevidos alrededor de los años veinte.)
La violencia de género fue definida por las Naciones Unidas en el año 1993 como “Todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para las mujeres, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vía pública o privada”. Es fundamental la definición que proporciona Naciones Unidas porque sitúa la violencia de género como algo que afecta a las mujeres sólo por el hecho de ser mujer.
Según el antropólogo Marvin Harris las sociedades patriarcales son aquellas en que los puestos claves de poder son ocupados mayoritaria o exclusivamente por varones. Eso es lo que ocurre en nuestra sociedad a pesar de los esfuerzos: las caras del poder económico o político siguen siendo en su mayoría de hombres. Sin embargo, no existe ninguna norma ni discriminación explícita contra la mujer.
La catedrática Alicia Puleo define dos tipos de patriarcados, los de coerción y los de consentimiento. “Mientras que los primeros utilizarían más la violencia contra las que se rebelen ante las normas consuetudinarias, religiosas o jurídicas, los segundos incitan amablemente, convencen a través de múltiples mecanismos de seducción para que las mismas mujeres deseen llegar a ser como los modelos femeninos que se les proponen a través de la publicidad, el cine, etc.”.  La sociedad humana es entonces en una sociedad patriarcal de consentimiento.
 Habría que analizar lo que autoras como Gayle Rubin han llamado el sistema sexo-género al que pertenece la sociedad actual española, las características socioculturales que se atribuyen a cada sexo. Así se descubrirán las causas de la discriminación y en consecuencia de su manifestación más extrema que es la violencia de género.
 Identidad sexual
La persona a lo largo de su vida forja su identidad en relación al sexo al que pertenece. La historia ha destacado como cualidades masculinas “la fortaleza” y en las mujeres “la debilidad”. Conocida es la frase atribuida a la madre de Boabdil, el último rey nazarí, después de perder Granada “llora como mujer lo que no supiste defender como hombre”. En nuestra sociedad aún se considera que los hombres no deben expresar sus sentimientos. En cambio en las mujeres existe todavía una idealización de las relaciones afectivas justificadas en elementos socializadores como el cine que hacen que, como señalan Laura Torres y Miguel y Eva Antón, las mujeres perciban como normal el hecho de sufrir por amor, o que todo vale por conseguir al ser querido. Tampoco las connotaciones de las palabras son inocentes, como “soltero de oro” y “solterona”, que hacen que la mujer se sienta más aceptada si tiene un hombre al lado. Otro componente son las categorías, es decir, el valor que se da a lo femenino y lo masculino. Nuestra sociedad es deudora de un pasado en el que las aportaciones femeninas no eran valoradas, ya que existen muchos ejemplos de autoras que tenían que firmar con nombres de varón como Elisa Fernández Montoya,  o como la escritora Caterina Albert que publicaba bajo el seudónimo de Víctor Catalá.
Hoy esa infravaloración se observa en temas como la escasa atención al deporte femenino o en los premios culturales, que todavía en nuestro país están en un 90% para ellos y un 10% para ellas, y también en el rechazo y escaso valor que la sociedad otorga al trabajo en el ámbito privado, tradicionalmente de mujer.
Después vendrían las normas, las diferentes reglas de comportamiento para mujeres y para hombres. No hace tantos años en España una mujer casada no podía contratar una línea de teléfono sin el consentimiento de su marido. En la actualidad no hay desigualdad jurídica, pero aunque no haya una norma escrita las estadísticas demuestran que las empresas sienten reparos en contratar a mujeres en edad fértil.
 Detrás de las normas vienen las sanciones, la penalización que la sociedad pone a quien se sale de esas reglas establecidas. Hasta hace no tanto en nuestro país la mujer adúltera tenía mayor castigo penal que el hombre. En la actualidad los adolescentes reconocen que no es lo mismo que un chico vaya con muchas chicas, que lo haga una mujer.
Todas estas características del sistema sexo-género o del patriarcado de consentimiento se traducen en una subordinación de lo femenino a lo masculino y por lo tanto en una discriminación.
 El pasado no se borra
Existe un pasado difícil de borrar y unos elementos socializadores como los medios de comunicación, la educación o la familia que lo perpetúan. Aquí es donde reside la complicidad y culpabilidad de la ciudadanía. El momento en que aceptamos como normal algo que no lo es. Cada vez que aceptamos que una mujer cobre menos que un hombre, que su trabajo sea más precario o cuando pensamos que el maltrato de una mujer por parte de su pareja es fruto de un problema que sólo les afectaba a ellos. Porque detrás de esa mujer estaba la asunción de que vale más si tiene un hombre al lado o que es normal sufrir por amor. Detrás de ese hombre están las voces que desde niño le dicen que no podía mostrar sus sentimientos y todo lo que le ha llevado a asumir un sentimiento de superioridad y dominación.
La sociedad entera tiene en sus manos, por tanto, combatir la violencia de género. El primer paso es la educación trasmitir desde los contenidos educativos un mismo valor a las aportaciones femeninas y masculinas. Introducir en la escuela y en casa una mayor atención a la educación emocional de las niñas y de los niños.
También los medios de comunicación tienen su papel en esta lucha. El asesinato de una mujer nunca debe ser transmitido como un crimen pasional o un caso aislado, las noticias deberían hacer reflexionar sobre la ideología que hay detrás e invitar a toda la población a combatirlo. La implicación va más allá de incluir un número de teléfono cada vez que se hable de maltrato.
Quiero recapitular que el patriarcado ha existido desde la época de los primeros hombres ya que, dentro de estas el hombre era el que aportaba se veía como el que llevaba el sustento a si se le dio el poder podría decirse que era un patriarcado encubierto y no tan explicito, desde entonces se denomina a la mujer  como la que recibía y que  la cuidaba  de los hijos y la que atiende al proveedor, la perspectiva de la religión  con la aparición del primer hombre y la primera mujer ejerciendo un patriarcado un hombre que fue tentado por una mujer y expulsado del paraíso luego  creo a un hombre a su imagen y semejanza un dios que para ser específicos es hombre se deriva a la mujer de la importancia que debe tener desde las sagradas escrituras se ve como la dócil la que obedece la que no se queja y sufre por los hijos, si  avanzamos durante la historia del patriarcado nos daremos cuenta que el hombre siempre ha figurado como el papel importante dentro de la sociedad, dentro de la familia, como puedo decir que el patriarcado existe dentro de la comunidad gay, lo podemos ver desde la perspectiva de identidad de rol, esta identidad  que nos otorga la sociedad para hacer las cosas que hace una mujer y las cosas que debe realizar un hombre, a que me refiero a que aunque nuestra identidad sexual nos diga que biológicamente somos hombres o mujeres el rol es que el que define nuestras relaciones interpersonales, por ejemplo en las parejas homosexuales siempre existe una personalidad dominante la cual toma el poder por eso es muy común ver entre parejas del mismo sexo dos roles muy marcados de hombre o mujer, el patriarcado se reproduce desde el hecho de denominar dentro de la comunidad homosexual a un activo y un pasivo intrínsecamente se vuelve a denominar el rol que define la posición de poder en la que se van a encontrar, que pasa con la diversidad que existe en la homosexualidad, porque existe la discriminación entre esta comunidad la clave está en que se reproduce el patriarcado cuando adoptamos el rol que define ser hombre o mujer esto pasa con los travestis, su rol es de comportarse como una mujer pero su identidad sexual biológica es meramente masculina, son agredidos por la comunidad gay podríamos decir que el patriarcado se sigue reproduciendo aun en las relaciones homosexuales excluyendo dentro de este grupo a todo a aquel  subgrupo que se comporte de manera diferente o no cumplan con las reglas que entre esta comunidad se imponen, creo que en esta parte deberían unirse como grupo luchando por sus derechos y protegiendo a los subgrupos que están en  nuda vida.
FUENTES BIBLIOGRAFICAS
·       FERNÁNDEZ, Manuel. “El macho y el machismo”. Ed. Aguilar. México, 1995.
·       FLORESCANO, Enrique. "Mitos mexicanos". Ed. Aguilar. México, 1995.
·       FONTENLA, Marta. “Diccionario de estudio de género y feminismos”. Editorial Biblos. Argentina, 2008.
·       ROBLES, Javier “la familia nueva”. Editorial Pax México. 2013.
·        L. FRANZOI, Stephen. “ psicología social” .editorial Mc Graw Hill.1996.

DOCUMENTOS ELECTRÓNICOS:
·       “Crianza y Sociedad” (2007). Recuperado el 27 de agosto de 2015, de http://crianzaysociedad.blogspot.mx/2011/08/
·       “La sociedad patriarcal como causa de la violencia de género” (2013). Recuperado el 23 de agosto de 2015, de  http://tribunainterpretativa.com/sociedad-patriarcal-como-causa-violencia-genero/



[1] En su sentido literal significa gobierno de los padres. Históricamente el término ha sido utilizado para designar un tipo de organización social en el que la autoridad la ejerce el varón jefe de familia, dueño del patrimonio, del que formaban parte los hijos, la esposa, los esclavos y los bienes. La familia es, claro está, una de las instituciones básicas de este orden social (Fontenla, 2008).

“LA POBREZA, CONSTRUCCIÓN SOCIAL ADOPTADA COMO REALIDAD”

“LA POBREZA, CONSTRUCCIÓN SOCIAL ADOPTADA COMO REALIDAD”
Victoria Ramos Hernández
Resumen
El presente artículo pretende exponer, las condiciones por la que un individuo en México atraviesa en relación a las posibilidades que se crean en este contacto con las construcciones sociales para  ser digno de un bienestar integral, que le procure una vida digna. Las condiciones que genera un macro sistema que mantiene un control sobre los mismos, al grado de que la construcción de pobreza es adoptada y adquirida por los individuos para su permanencia y considerada como realidad.
This article aims to clarify the conditions by which an individual passes in Mexico in relation to the possibilities that are created in this contact with social constructs to be worthy of a comprehensive wellness, which will provide a decent life. The conditions that generates a macro system that maintains control over them, to the extent that poverty is building adopted and purchased by individuals for their stay and considered reality.

Introducción.
En la actualidad existen estudios que nos permiten conocer el panorama actual por el que atraviesa México en relación a la pobreza, ocupando el octavo lugar entre los países con mayor pobreza en Latinoamérica de acuerdo a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL, 2012),  el CONEVAL (Consejo Nacional de la Evaluación de la Política de Desarrollo Social) reporta que en 2014 un 46.2 % de población nacional se encontraba en situación de pobreza traducido a números 55.3 millones de mexicanos, en lo que se refiere a desempleo nuestro país se encuentra en una tasa del 6.1 % , el salario mínimo vigente a partir del 1 de Abril de 2015 establecido por la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos, se encuentra en $68.28, en promedio el 10% más rico de la población gana 31.8 veces lo que gana el 10 % de los más pobres, una desigualdad tremenda, que podría explicar la gran cantidad de desajustes en la sociedad.
 El informe de estos datos revela la situación que viven las familias Mexicanas, reflejando el nivel de Bienestar en el que se encuentran, puesto que 60.6 millones de personas se encuentran con niveles superiores a la línea de bienestar, que equivale al 51.6 %, personas que no contaban con los ingresos necesarios para cubrir sus necesidades básicas. (CONEVAL 2012)
Según el CONEVAL la medición de pobreza utiliza dos líneas de ingreso: la línea de bienestar mínimo, que equivale al valor de la canasta alimentaria por persona ​al mes; y la línea de bienestar, que equivale al valor total de la canasta alimentaria y de la canasta no alimentaria por persona al mes.
Según el estudio que realizo el CONEVAL, los principales responsables de la situación social en Mexico son la reducción de los ingresos por hogar y la dinámica demográfica.
Marco Teórico
Gergen (1985) asume que la acción humana depende del procesamiento cognitivo de la información, y por tanto del mundo tal como es conocido. En relación la definición que hace este autor  la pobreza su construye entre cada individuo, entre las familias, los grupos, las sociedades, e influye directamente a la concepción que cada individuo adopta y la experimenta.
Para el  Consejo Nacional de la Evaluación de la Política de Desarrollo Social la  pobreza se define como aquella persona tiene al menos una carencia social (en los seis indicadores de rezago educativo, acceso a servicios de salud, acceso a la seguridad social, calidad y espacios de la vivienda, servicios básicos en la vivienda y acceso a la alimentación) y su ingreso es insuficiente para adquirir los bienes y servicios que requiere para satisfacer sus necesidades alimentarias y no alimentarias.
Lo que se considera necesario para que una persona pueda contar con los requerimientos nutricionales que le proporcionen energía se define a la Canasta Alimentaria. De la misma manera para entendimiento de lo expuesto se considera a la Línea de Bienestar como el valor monetario de una canasta de alimentos, bienes y servicios básicos, necesarios para cubrir los requerimientos básicos de los individuos.

La metodología que se emplea para este análisis es desde una línea cualitativa, bajo la observación participativa de los individuos que transcurren por una situación de pobreza.
Desarrollo
La posibilidad de realizar un análisis de este tipo me permite obtener datos acerca de la manera en que los individuos son limitados en relación a su bienestar integral, considerados únicamente como merecedores de la reducción de su persona, puesto que el hecho de que el estado proporcione bienestar enfocado a la supervivencia física, limita de gran manera a desarrollar sus potencialidades y obtener una vida digna y con plenitud.
El estudio que se realiza del Construccionismo Social, brinda la posibilidad de abrir el panorama en relación a como se experimenta los fenómenos sociales, desde una vivencia individual, que sin lugar a duda llega a crear una adopción al grado de realidad, tal como es la pobreza.
En la práctica profesional, he podido observar a través de la atención y trabajo con personas que están directamente relacionadas con el tema de la pobreza y me puedo percatar como una adopción cognitiva que puede ser producto de una construcción social, es adaptada a un estilo de vida y de creencias, generando pautas de comportamiento que trasciende a las familias de generación en generación. Limitando a los individuos a comunicarse, a relacionarse, en relación a estas limitaciones en gran medida adquiridas por estos sistemas que no busca un bienestar colectivo, puesto que desde mi punto de vista, la aportación de un sistema  educación, de salud, de seguridad social, la vivienda, la alimentación, conllevan  a la permanencia de la pobreza.
Así como hay factores externos e internos que llevan al individuo a la pobreza, en la práctica profesional detecto ciertos condicionantes que procuran las capacidades de los mismos para una mejor calidad de vida, siendo estas una educación libre de manipulación que proporcione la crítica y el análisis de la realidad vivida, en otros casos, situaciones extremas de la dinámica familiar que los llevan a la crisis, son un factor del cambio, puesto que los movilizan a la búsqueda,  con sus propios recursos e impulsados por redes de apoyo, para la procuración de su bienestar integral, otro factor importante es la generación de una autoestima funcional que los reconozca como merecedores para la obtención de sus expectativas.

En conclusión el individuo está inmerso dentro de un sistema que busca el interés personal y no colectivo, procurando para la permanencia del mismo, dando como consecuencia problemáticas sociales que generar disfuncionalidad en la dinámica familiar e individual. La familia en función de procurar la homeostasis es capaz de generar cambios drásticos que lo pueden llevar a la mejoría de su calidad de vida y por consiguiente a la permanencia y el desarrollo de todas sus potencialidades.
Bibliografía.
Instituto Nacional de Estadística y Geografía. (INEGI) Recuperado de: http://www.inegi.org.mx/default.aspx
Consejo  Nacional de Evaluación de la Política del Desarrollo Social (CONEVAL). Medición de la Pobreza 2014. Recuperado de: http://www.coneval.gob.mx/paginas/principal.aspx
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Base de datos y publicaciones Estadísticas (2014). Recuperado de: http://interwp.cepal.org/cepalstat/Perfil_Nacional_Economico.html?pais=MEX&idioma=spanish

Secretaria de Hacienda y Crédito Publico (SAT) Salarios Mínimos 2015. Recuperado de: http://www.sat.gob.mx/informacion_fiscal/tablas_indicadores/Paginas/salarios_minimos.aspx
Kenneth, Gergen. 2006 “Construccionismo Social”, 

viernes, 28 de agosto de 2015

LOS VINCULOS AFECTIVOS QUE ESTABLECEN LAS MUJERES CON SUS PAREJAS QUE LAS INICIAN EN LA PROSTITUCIÓN

LOS VINCULOS AFECTIVOS QUE ESTABLECEN LAS MUJERES CON SUS PAREJAS QUE LAS INICIAN EN LA PROSTITUCIÓN 
Yadira Vargas Granillo 

RESUMEN 
La presente investigación es de tipo bibliográfica y hemerográfica y se propuso describir el tipo de vínculos afectivos que aprenden y viven las mujeres que corporizan discursos de dominación y explotación masculina en la trata de personas en Tenancingo, Tlaxcala. Para ello se analizaron las características de las relaciones conyugales y parentales de los padres de tales víctimas, mismas que se han construido a partir de una cultura machista que contribuye a las condiciones de vulnerabilidad de la mujer a delitos de explotación. La intención final de este análisis es propiciar la generación de acciones de prevención y difusión de información dirigidas a jóvenes con factores de riesgo, que nos permita conceptualizar el amor y las relaciones de pareja sin dependencia o codependencia, con responsabilidad sobre nuestras decisiones y que promuevan la construcción de un rol de género que no enaltezca el sacrificio en las relaciones. Es decir, haciendo hincapié en el cambio en la manera en cómo se conceptualiza la vida familiar y el amor en pareja. Además, puede permitir la conciencia y reflexión de aquello que me hace vulnerable desde un marco social y familiar, posibilitándome a una toma de decisiones más funcional a nivel individual. Finalmente este análisis no pretende descartar el papel preponderante que tiene nuestro pasado y presente, cultural y económico, pero nos posibilita a pensar que existen caminos distintos. 

PALABRAS CLAVE: 
Trata de personas- dependencia emocional- codependencia emocional- género. 

ABSTRAC 
This research is kind of literature and newspaper archives. It was proposed to describe the type of bonding that women learn and embody masculine discourses of domination and exploitation in trafficking in Tenancingo, Tlaxcala live. To do the characteristics of marital and parental parents victims of such relationships, same as those constructed from a macho culture that contributes to the vulnerability of women to exploitation offenses were analyzed. The ultimate aim of this analysis is to facilitate the generation of prevention and dissemination of information aimed at young people with risk factors, allowing us to conceptualize love and relationships without dependence or codependence, with responsibility for our decisions and promote building a gender role exalting sacrifice in relationships. That is, emphasizing the changes in the way how family life and love is conceptualized as a couple. In addition, you can allow the awareness and reflection of what makes me vulnerable from a social and family environment, posibilitándome to making better decisions individually functional. Finally, this proposal does not intend to discard the preponderant role that our past and present, cultural and economic, but allows us to think that there are different paths. KEY WORDS: people trafficking- emotional dependence- emotional codependencygender

INTRODUCCIÓN
 La trata de personas con fines de explotación sexual ha adquirido en México una mayor relevancia en los últimos diez años, incluso se ha convertido para algunas comunidades en una de sus principales fuentes de ingreso económico. Según un informe sobre las condiciones de vulnerabilidad que propician la trata de personas en México, elaborado por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y el Centro de Estudios e Investigación en Desarrollo y Asistencia Social, la trata de personas constituye el segundo negocio más lucrativo en México, después de las drogas*. Los centros e institutos que generan una estadística de los casos de trata de personas son el Censo Nacional de Impartición de Justicia Estatal, la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia Contra las Mujeres y Trata de Personas (FEVIMTRA), la Organización Internacional del Trabajo, la Comisión Nacional de Derechos Humanos y el Centro de Estudios e Investigación en Desarrollo y Asistencia Social. * López Torres, N. (2015). Traficadas. El negocio de la trata de mujeres en México. El país. México. http://elpais.com/elpais/2015/02/03/planeta_futuro/1422991449_085843.html Existen también otras asociaciones no gubernamentales que trabajan en relación a ello. En este sentido, ninguno de los datos que proporcionan estas instancias expresa de manera puntual la trata de personas. Las estadísticas son inexactas e inconsistentes, pues la mayor parte de estos casos no son denunciados. Como dice Montiel (2009), en este negocio es ineludible la participación de miembros de la policía, del gobierno e incluso del sector eclesiástico. Esto explica que aunque se tengan focalizadas espacios en los que predomina esta actividad, no haya ninguna acción que se encamine a modificarlo. En el diagnóstico sobre la situación de la trata de personas en México, que emitió la ONU en 2013, menciona que en el año 2012, el más reciente informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señaló que 14.2 millones de personas eran víctimas de explotación laboral y 4.5 millones lo eran de explotación sexual (18.7 millones en total). Asimismo expone que alrededor de 2 a 4 millones de personas son captadas cada año con fines de trata en el mundo. México es un país de origen, tránsito y destino de trata de personas. De acuerdo a Ulloa Ziáurriz citada en UNICEF (2012), tan sólo en los estados que conforman la región centro de México, se calcula que 1 millón y medio de personas se dedican a la prostitución, 90 por ciento de las cuales son mujeres y niñas. No obstante, de los 31 estados a nivel nacional, solo 28 consideran como delito penal a la trata de personas y solo 13 cuentan con una ley especial que preveé la protección de víctimas, mientras que cuatro de ellos no tienen tipificado este delito (Orozco, 2011: 14). En 2005, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estimaba en 12.3millones el número de adultos y niños en situación de trabajo forzado, servidumbre por deudas y prostitución forzada (ONU, 2013: 15). No obstante no hay un registro puntual del total de víctimas de este delito.

 MARCO TEÓRICO 

Para la Organización de las Naciones Unidas, la trata de personas se entiende como: “La captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación” (2007: 11). De acuerdo a Orozco (2011) la trata de personas es un fenómeno que permea el ámbito educativo, social, jurídico y económico. En relación al ámbito educativo, se educa para permanecer en la ignorancia, para fomentar y propiciar el funcionamiento de los mecanismos de poder utilizados por los proxenetas; en el ámbito social proyecta el predominio de relaciones de poder que establecen roles que se definen a través de la vulnerabilidad de uno sobre el otro; en el marco jurídico, notamos la incongruencia y la protección de intereses particulares en la consciencia de este fenómeno en territorios clave, sin que ello signifique alguna acción que los confronte; y finalmente, en el ámbito económico, la trata de personas es uno de los negocios más fructíferos a nivel internacional. Este delito se ha tipificado de acuerdo a la finalidad con la que se comercia a las víctimas de la trata de personas. En este sentido, el estudio que a continuación se presenta, basa sus observaciones en relación al proceso de trata de personas con fines de explotación sexual que ejercen los padrotes de Tenancingo, Tlaxcala. Lugar que es ampliamente reconocido incluso a nivel internacional por tal práctica. Así mismo, se relaciona estrechamente con un modo de captación en particular. Este modo de captación es descrito con profundidad en los estudios de investigación de Montiel (2009, 2013) acerca de la trata de personas, en los que narra el modus operandi de los proxenetas de Tenancingo. De acuerdo a este autor, una de las variantes de este proceso es el “robo de la novia” el cual implica enamorar a una mujer para después convencerla de salir de su casa e irse a vivir a otra ciudad bajo la promesa y esperanza de un mejor futuro. Al llegar allí, la situación económica no es la esperada, pues la promesa que él le había mencionado de empleo para sí mismo no es cumplida. Después de cierto tiempo el proxeneta comienza a decirle indirectamente, luego de forma directa, que venda su cuerpo solo por un tiempo, en lo que salen del apuro. En esta línea, el análisis que continúa pretende explicar qué sucede con “las novias que eligen ser robadas”. Así es posible formular la siguiente pregunta: ¿Qué estilo afectivo les fue heredado que les lleva a acceder a la decisión de prostituirse? Para Montiel (2009), la trata de mujeres se ha instaurado y difundido en esta región mediante el engranaje entre dos sistemas, el patriarcal y el capitalista. Ambas variables constituyen condiciones de vulnerabilidad que se proyectan en el ámbito familiar, siendo fomentado también por la mujer, quien por ejemplo a veces alienta a sus hijos a que se dediquen al proxenetismo o participa activamente en el reclutamiento, sometimiento y explotación de las mujeres de sus hijos (Montiel, 2013: 9). Resulta interesante preguntarse, solo como un gesto de curiosidad humana, qué es lo que lleva a una mujer a formar parte activa en esta parte del proceso de explotación de otra persona de su mismo género. En este sentido, las palabras de Faguetti (2006) nos resultan de utilidad: “El sistema patriarcal se introduce en las personas antes de su nacimiento, profundizándose en su infancia. Las enseñanzas recibidas por el individuo, que implican prescripciones, prohibiciones, tabúes, normas y reglas, son determinantes de un imprinting cultural que a menudo no tiene retorno”. Desde mi punto de vista, las “mujeres reclutantes” así como los proxenetas reproducen un ciclo de comercialización en el que el ser humano, que goza de una supuesta libertad e independencia, ha abandonado esa posibilidad para convertirse en una mercancía más de consumo. Aunado también a una ideología que defiende la supremacía del hombre sobre el cuerpo de las mujeres y que lo impulsa incluso a decidir sobre éste. Un sistema patriarcal es entendido como aquel que conserva una ideología y su expresión en el lenguaje que explícitamente devalúa a las mujeres dándoles a ellas, a sus roles, a sus labores, sus productos y su entorno social menos valor del que se les da a los hombres; cuenta con una estructura que excluye a la mujer de ciertos espacios de poder tanto en lo económico, lo político como en lo cultural (Saltzman: 1992). Las ideologías patriarcales no solo afectan a las mujeres, como expresa Facio y Fries (2005): “Al ubicar a la mujer en un plano de inferioridad en la mayoría de los ámbitos de la vida, restringen y limitan también a los hombres, a pesar de su estatus de privilegio. En efecto, al asignar a las mujeres un conjunto de características, comportamientos y roles “propios de su sexo”, los hombres quedan obligados a presidir de estos roles, comportamientos y características y a tensar al máximo sus diferencias con ellas”. Ahora bien, qué estilos afectivos se apoyan en una estructura e ideología patriarcal. Para Navarro (2004), el machismo permea la personalidad de mujeres y hombres, enseñándoles a éstas que son ellos quienes tiene más posibilidad de pensar, decidir y resolver problemas, así como de dar protección y cuidado. Por este motivo las mujeres aprenden a buscar seguridad apegándose a un hombre. Se imaginan que solo podrán desarrollarse plenamente si cuentan con un intermediario masculino. Podemos enlazar este argumento con lo que explica Montiel (2013) acerca de cómo las esperanzas de crecimiento y desarrollo proveen a las víctimas de razones para aceptar huir con su novio proxeneta y después acceder a prostituirse. Pareciera que no creyeran en la posibilidad de dar vida a tales esperanzas por sí mismas. En concordancia con lo expresado, Navarro (2004) menciona que un sistema patriarcal modela a los hombres para adoptar actitudes de hostilidad, dureza e intransigencia frente a los demás, mientras que a las mujeres las presiona para que acepten el papel de sufridas, sumisas, dependientes, conformistas, tímidas y con escaza iniciativa. En tales circunstancias las mujeres aprenden un estilo afectivo dependiente irracional y/o codependiente. El primero de ellos se expresa en un diálogo interno que necesita la existencia de otro para vivir, que renunciaría a todo por el otro, que le llevaría a asumir todas las responsabilidades con tal de evitar conflictos, que deja de lado cualquier otro vínculo y que no exige y se conforma con lo que el otro le dé. De acuerdo a Giorgana (2014: 28), la expresión sería la siguiente: “soy capaz de pasar lo que sea (desprecios, humillaciones, infidelidades y algo más)”. Esta autora lo define como “un estilo amoroso que se caracteriza por vivir muy cerca del otro. Colgadas a todo lo que nuestra pareja hace o dice, o deja de hacer o de decir. Existimos cerca de ellos y lejos de nosotras. Ocupamos nuestra energía en todo que tiene interés para él. Nos relegamos al último lugar y nos quejamos de no ser importantes. Los convertimos en el centro de nuestra experiencia misma”. Bajo esta luz cabe decir que, se aprende a amar, se aprende a relacionarse, se aprende a autovalorarse, se aprende a ser. Y es en este modelo de formación humana en que se inserta perfectamente la estrategia de los proxenetas para conquistar, enamorar y prostituir a sus parejas. La “padroterapia” caracterizada por ponerle atención a lo que siente la mujer prostituida, escucharla para definir o construir una estrategia de dominación vinculada a sus sentimientos sin utilizar violencia física sino estrategias psicológicas para engañarla, construyendo historias con base en engaños (Montiel, 2013: 11); forma parte del engranaje de piezas que proyectan la manera en cómo nos construimos en nuestras relaciones. Otro aspecto importante se advierte en la dicotomía en la que en el sistema patriarcal ve un hombre a la mujer, ya sea como malvadas infieles o como santas. Lo anterior genera una dinámica familiar en la que el padre prohíbe la expresión y curiosidad por la sexualidad y enaltece actitudes de sacrificio. Esto encierra a las adolescentes en un cerco que convierte en tabú lo que hay tras de él. La sexualidad se esconde tras una cortina de humo que prohíbe mirarla naturalmente, aumentando la curiosidad por experimentarla. En el caso de las mujeres, se les enseña a mantener guardado bajo llave su instinto sexual (Navarro, 2004: 13). Así pues, si se prohíbe la posibilidad de vivir la sexualidad se impulsa a buscar cómo resolver las necesidades y carencias derivadas de ella. 

METODOLOGÍA 

Esta investigación es bibliográfica y hemerográfica, para la cual se revisaron libros y revistas. De igual manera, se utilizó un APGAR familiar como instrumento de análisis de las fuentes bibliográficas, para determinar en qué medida estas familias proveen a sus miembros de una ideología reflejada en actitudes, conductas, pensamientos y emociones, que construyen su vulnerabilidad. Un APGAR familiar evalúa cinco funciones: Adaptación. Describe la forma en que los miembros de la familia, utilizan los recursos intra y extrafamiliares en los momentos de grandes necesidades y periodos de crisis, para resolver sus problemas y adaptarse a las nuevas situaciones. Participación. Mide la satisfacción de cada miembro de la familia, en relación con el grado de comunicación existente entre ellos en asuntos de interés común y en la búsqueda de estrategias y soluciones para sus problemas. Ganancia Hace referencia a la forma en que los miembros de la familia encuentran satisfacción en la medida en que su grupo familiar acepte y apoye las acciones que emprendan para impulsar y fortalecer su crecimiento personal. Afecto. Evalúa la satisfacción de cada miembro de la familia en relación a la respuesta ante expresiones de amor, afecto, pena o rabia, dentro del grupo familiar. Recursos. Evalúa la satisfacción de cada miembro de la familia, en relación a la forma en que cada uno de ellos se compromete a dedicar tiempo, espacio y dinero a los demás. Los recursos son elementos esenciales en la dinámica familiar (Palomino y Bustamante, 2006). 

RESULTADOS 

De acuerdo con los textos revisados es posible conjeturar que el tipo de familia al cual pertenecen las “mujeres robadas”, posee las siguientes características en su estructura: - Jerarquía claramente establecida. El hombre es el que manda y la mujer obedece. O bien conflictos abiertos entre ambos. - Roles rígidos soportados bajo ideas preconcebidas de una herencia social, cultural e histórica, que define lo que debería de ser y formas de actuar específicas de acuerdo al sexo. - Reglas rígidas en torno a lo que ésta permitido y lo que no. - Carencias emocionales en cada uno de los miembros de la familia. - Modelos parentales de pareja que transmiten un amor dependiente y codependiente. - Miedo en relación a la expresión de la sexualidad. - Posible dependencia al alcohol, drogas, entre otras. - Carencias económicas. - Bajo nivel de estudios. Bajo la luz de un APGAR familiar, este tipo de familias tienden a mantener la homeostasis de un sistema patriarcal, por lo que cualquier comportamiento que implique una amenaza a tal adaptación es excluido del sistema o severamente castigado. La comunicación entre sus miembros es clara y rígida en relación a los patrones de comportamientos permitidos. No así en la expresión de emociones o pensamientos. Estos últimos serán expresados de manera encubierta y confusa. En este tipo de sistemas familiares, la relación no es de ganar-ganar, porque actuar así sería amenazante. La satisfacción de pertenencia se ve claramente afectada por límites rígidos, carencias económicas, comunicación encubierta y confusa en algunos aspectos. Las expresiones de afecto son limitadas, después de todo amar implica vulnerabilidad, y dentro de un sistema patriarcal solo se le permite ser débil y vulnerable a la mujer. Al hombre se le enseña a amar a través de la protección que representa el proveer los medios económicos a su familia. En efecto, los hijos que crecen en un sistema así, aprenden que no es adecuado expresar determinadas emociones y buscan la confirmación, seguridad y confianza que otros les hagan sentir de sí mismos. Los recursos que tienen una supremacía sobre las demás son los económicos. El tiempo y espacio que los padres dedican a sus hijos está determinado por el grado de necesidad económica. En otro punto, tenemos que las razones de que “la padroterapia” funcione también, es que se encuadra en un tipo particular de ideología patriarcal y de sistema económico, que permean la estructura familiar proyectándose en los sistemas familiares en una gran variedad de carencias afectivas y económicas. Dentro de este sistema se enseña a hombres y mujeres a buscar a su media naranja, a aquel ser que los complementara y con el cual será posible dar lugar a una multitud de expectativas que no se verbalizan pero que están presentes. Además, se le enseña a la mujer a vivir a partir de otro, a corresponder el amor que otra persona le da haciendo “todo” lo que ésta en sus manos por mantenerlo. Mujeres insertas en tales sistemas suelen buscar a hombres con un perfil en particular, éstos deben transmitirles la sensación de seguridad y protección que no obtienen de su ambiente externo ni de sí mismas. Lo anterior puede reflejarse en ellos en la posesión de artículos materiales diversos, un diálogo que exprese posibilidades de crecimiento económico y de un amor infinito, etc. Además es preciso que el dialogo de los proxenetas haga crecer la confianza y el ego de la mujer a quien conquista. De igual manera, estos hombres deben reproducir las pautas del patriarcado que observaron ellas en sus familias de origen, pero no desde aquello de lo que huyen sino desde su ganancia, al menos al inicio del enamoramiento. 

CONCLUSIONES 

La trata de personas es uno de los delitos de explotación que requiere de una suma interminable de esfuerzos para crear programas de prevención destinados a sembrar un cambio en la ideología predominante. Como explica Feito (2007) la vulnerabilidad aun siendo una característica intrínseca al ser humano, no es estable ni inmutable. Más bien es dependiente de factores que pueden cambiarse y en los que se pude intervenir. Como analizamos con Montiel (2010, 2013), tales condiciones se encarnan en el sistema económico capitalista y en la ideología patriarcal. Siguiendo a R. Chambers citado en Feito (2007), podemos explicar que las mujeres víctimas de trata están expuestas a un medio de contingencias y tensiones que vulnera su posibilidad de construir recursos que les permitan contender a tales riesgos. No obstante, a pesar de las condiciones externas que proveen de esta fragilidad y vulnerabilidad a la mujer, es ampliamente terapéutico devolver a las mujeres insertas en tales contextos, su facultad de decidir. Puede ser esto discutible en tanto nos preguntemos ¿Qué tanto somos dueños de nuestras decisiones?, no obstante desde una perspectiva psicoterapéutica el que un individuo cobre consciencia de la responsabilidad que tiene de sus actos puede llevarle a un cambio significativo. Finalmente, con culpar al sistema capitalista o a la ideología en la que se está inmerso no se resuelve nada. Además, existe una línea muy delgada que nos permite evadir y justificar nuestra responsabilidad en nuestras acciones. Así pues, las novias robadas, eligen ser robadas como una promesa de idealización que exige no desaparecer, como la sensación de ser una con otra persona, de haber encontrado a aquel que hará posible que sus sueños se cumplan. Continuar usando el término “el robo de la novia” mantiene el ciclo de vulnerabilidad del que son parte, además de continuar la promoción de una conducta codependiente. Como dice Gómez y Delgado (2003), las personas codependientes poseen un locus de control externo, es decir que existe la creencia en ellas de que lo que les sucede está determinado por fuerzas externas que no pueden controlar y no por decisiones voluntarias. Por otra parte, entendemos que los estilos de amor de los que se nutren y aprenden las mujeres en tales circunstancias, tienen una tendencia a ser dependientes y codependientes. Por lo que describen relaciones que se construyen en la etapa inicial como sobreinvolucradas y denotan a una persona que puede tener dificultad para fijar límites, que siente lo que le sucede a los otros como si le sucediese a ella, que teme al rechazo y abandono y que equipara a sufrir con amar. En esta línea de pensamiento deben insertarse proyectos de trabajo en escuelas y con los padres. En las escuelas es preciso concientizar a los jóvenes acerca de qué es lo que buscan en una relación y por qué, a construir relaciones saludables con personas que se constituyan en una red de apoyo psicológica. Pueden realizarse videos en los que se presente el tipo de perfil de los proxenetas y de las mujeres a quienes reclutan, con el fin de propiciar la introspección y reflexión. Finalmente, cabe decir, que los vínculos que establecemos en nuestras relaciones están en constante cambio, por lo que no serán los mismos en las diferentes etapas de la relación de pareja establecida. 

BILIOGRAFÍA 

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La construcción de un homicida. Estudio del perfil de los feminicidas en el Estado de Puebla



Selene Cuanalo Contreras



Resumen
El feminicidio se define como el asesinato de una mujer, por el hecho de serlo, es decir, por su condición de género. A lo largo del tiempo, ha representado un símbolo de imposición de control y poder sobre las mujeres.
En los últimos años, la taza de feminicidios en México y en particular en el estado de Puebla, ha ido en aumento.
Sin embargo, y pese al incremento de los actos de feminicidio, la información sobre ellos, en los diferentes estados de la república mexicana, no es la adecuada, pues no existe un registro claro sobre el número de casos existentes, lo cual, no permite realizar un estudio completo. Por un lado, se encuentran estados con mayor difusión sobre los feminicidios, y por otro, estados, como Puebla con escasa  información sobre el tema. Por ello, el objetivo del presente artículo, es analizar la información existente, en notas periodísticas, a fin de ampliar el panorama respecto a este fenómeno y a las formas de prevención, a través del estudio del perfil de los feminicidas.
Los resultados obtenidos arrojan que los hombres que cometen los feminicidios, después de tener un historial de misoginia, actos violentos y agresiones, comparten características comunes, derivadas del contexto y de factores socio-culturales, educativos, y de género.
Se concluye que el feminicida se construye a partir de un conjunto de factores ideológicos, sociales, familiares y ambientales, aunado a la presencia de trastornos de la personalidad en diferentes dimensiones.
Abstract
Femicide is defined as the murder of a woman, by the fact of being, that is, by their gender. Over time, it has been a symbol of imposition of control and power over women.
In recent years, the rate of femicide in Mexico and particularly in the state of Puebla, has been increasing.
However, despite the increase in acts of femicide, the information about them, in different states of the Mexican Republic, is inappropriate, since there is no clear record on the number of existing cases, which does not allow a full study. On the one hand, states with the highest circulation on femicide, and secondly, states like Puebla little information on the subject are. Therefore, the objective of this article is to analyze the information in newspaper articles, to broaden the outlook on this phenomenon and ways of prevention, through the study of the profile of femicide.
The results throw that men who commit femicide, after having a history of misogyny, violence and aggression, share common characteristics derived from the context and socio-cultural, educational factors, and gender.
It is concluded that femicide is constructed from a set of ideological, social, family and environmental factors, coupled with the presence of personality disorders in different dimensions



Palabras clave:
Feminicidio, perfil del feminicida, violencia, misoginia.


Introducción
Hablar de feminicidio es hablar de una gran cantidad de factores y cifras que van aumentando conforme pasa el tiempo. México es  uno de los 5 países de América Latina que tienen las tasas más altas en feminicidio. Según cifras recientes, 14 países latinoamericanos aparecen entre los 25 más elevados.
De acuerdo  al Observatorio Nacional de Feminicidios (OCNF), hasta el 2015, son más de 2 mil 299 casos de feminicidio los que se han registrado en el último año, concentrándose el mayor número en el Estado de México. Otros estados que figuran en la lista de la mayor cantidad de feminicidios registrados son: Chiapas, Chihuahua, Guerrero, Jalisco,Oaxaca, Puebla y Sinaloa.[1]
Sin embargo, y pese  a lo preocupante de las cifras, solo el 24 por ciento de estos casos han sido sometidos a un proceso de investigación, esto se debe a múltiples factores, uno de ellos radica en la falta de procesos adecuados de actuación e investigación.
Eva Brath señala, en :” Feminicidios en México Organizaciones de derechos de las mujeres y derechos humanos luchan contra la “cultura del silencio”(2011) , que, según datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Historia (INEGI), entre los años 2000 y 2009 fueron asesinadas 12.636 mujeres. La organización de la sociedad civil Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF), que ha documentado estos asesinatos en 17 de las 32 entidades federativas, señala también la alarmante tendencia a la alza de este delito. Así, según datos de la organización, entre enero de 2007 y diciembre de 2008 fueron asesinadas violentamente 1.221 mujeres; en el período comparativo más breve de enero de 2009 a junio de 2010 eran ya 1.728. En Ciudad Juárez, al norte del país, ya en 1993 una mujer era asesinada cada 12 días.2 En la actualidad, en ese lugar se asesina a una mujer cada 20 horas.
En el caso del estado de Puebla, la información sobre las estadísticas, no ha tenido mucha difusión. De acuerdo a Aranzazú Ayala en: “Las mujeres que faltan en Puebla”,  oficialmente, de agosto a diciembre de 2013, en cuatro meses, desaparecieron 87 personas en Puebla. De enero a marzo de 2014, en tres meses, desaparecieron 90 personas. Y para junio la cifra subió a 208.[2]
Se observa una gran diferencia en los casos documentados en los diferentes estados de la república, tal es el caso de Ciudad Juárez y Puebla. En el primero, las investigaciones arrojan que la edad predominante de las mujeres asesinadas es entre 20 y 40 años, siendo en su mayoría, trabajadoras de maquilas con salarios bajos. Como características del perfil de los feminicidas en este estado, se encuentran, el mismo lugar de residencia y similar perfil socio económico que el de sus víctimas. Así mismo, se encuentra una relación de los lugares con mayor frecuencia de feminicidios y el grado de inseguridad y operaciones del crímen organizado, sin embargo, y como lo menciona Eva Braths: “En cualquier caso resulta simplista reducir la compleja interacción de numerosos factores que desembocan en la violencia contra mujeres a la respuesta estándar del “crimen organizado”.
En cuanto al estado de Puebla, de acuerdo a Aranzazú Ayala, las edades críticas en las que las muchachas desaparecen en el estado de Puebla son de los 13 a los 18 años, y después en menor porcentaje de los 22 a los 23.[3]
De 2013 a 2015 suman 125 feminicidios en el estado de Puebla, es decir que cada mes mueren más de cuatro mujeres de manera violenta, de acuerdo con un análisis hemerográfico que realiza el Observatorio de Derechos Sexuales y Reproductivos (Odesyr).[4]
De acuerdo a los datos recabados de éste observatorio, en lo que va de este año la organización contabilizó 15 asesinatos violentos de mujeres, que podrían considerarse feminicidios.
Según el observatorio, durante 2013 se cometieron 50 feminicidios en el estado de Puebla, mientras que para 2014 fueron 60 casos los que se documentaron a través de notas periodísticas. Lo cual representa un incremento de 20 por ciento en tan sólo un año. El año pasado cinco mujeres fueron asesinadas de forma violenta cada mes y para este año la tasa bajó a poco menos de 3.7 feminicidios al mes. Al menos cuatro de cada diez casos ocurrieron en la capital del estado.
En este 2015, de los 15 casos que se tienen registrados seis ocurrieron en la ciudad de Puebla, dos en Coronango, uno en San Andrés Cholula, uno en Xicotepec, otro en Tepeaca, otro en Tehuacán, uno más en Izúcar de Matamoros y otro en Tepeyahualco.
De acuerdo al “Estudio de la implementación del delito de feminicidio en México: causas y consecuencias 2012-2013”  (OCNF),  en cuanto a la situación de violencia contra las mujeres en el estado de Puebla se encuentra sobre la media nacional con 47.95% (951 390) de mujeres de quince años que sufrieron algún tipo de violencia a lo largo de la relación con su última pareja, ya sea violencia emocional, económica, física o sexual.
Así mismo, dentro de las estadísticas dadas a conocer por el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, el 32% de las mujeres murieron como consecuencia del uso excesivo de la fuerza física, como golpes, heridas, quemaduras, degolladuras, etc.
En cuanto a la relación de la víctima con su victimario 12% de las mujeres tenían una relación de pareja mientras que 2% de las mujeres fueron asesinadas por un familiar y otro 2% por un conocido. Finalmente, sobre el lugar del hallazgo en el 44% de los casos las mujeres fueron halladas en un lugar público o la vía pública.
Preocupa que sólo seis casos fueran investigados como feminicidio, si se tiene en cuenta que por lo menos en 44% (22) de los casos existen características propias de este delito; sin embargo, esto se debe en gran parte a la inadecuada tipificación del delito de feminicidio. (Estudio de la implementación del delito del feminicidio en México, Causas y Consecuencias, 2012-2013, 2014)

Marco Teórico

Dentro de todos los tipos de violencia hacia la mujer que han sido investigados y clasificados, se encuentra un notable incremento en uno de ellos, un concepto de hace mucho tiempo, con un término, relativamente nuevo, que engloba todos los tipos existentes, y que se ha convertido en la mayor amenaza en la actualidad, para las mujeres de América Latina.
Para especificar estos crímenes, se introdujo el término “feminicidio”. El feminicidio designa los asesinatos de mujeres cometidos por hombres y únicamente por razón de su sexo, es decir, el motivo se debe encontrar en el menosprecio u odio extremo hacia las mujeres. (Brath, 2011)
De acuerdo a Nelson Arteaga Botello, en “Contextos socioculturales de los feminicidios en el Estado de México: Nuevas subjetividades femeninas”, (2010) ,el feminicidio no es algo nuevo, pues la dominación en relaciones de género a lo largo del tiempo han existido, perpetuando así la violencia contra las mujeres. Sin embargo, de acuerdo a Arteaga Botello, el incremento en el número de feminicidios en la actualidad, puede deberse a la participación de las mujeres en situaciones sociales que anteriormente, eran estrictamente masculinos.
Como lo menciona Eva Brath,(2011) el concepto del feminicidio se relaciona sobre todo con el objetivo de exigir una comprensión política de la violencia contra las mujeres, y de hacer visible la dimensión pública de un crimen que con frecuencia queda proscrito al espacio privado o que es mantenido en el silencio más absoluto
El término feminicidio pone énfasis en porque son asesinadas las mujeres y quienes son los victimarios. La violencia de la mujer, es considerada en México, como una conducta antijurídica, penalizada, de acuerdo al Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio en “Estudio de la implementación del tipo penal del feminicidio en México (2014): “En este sentido, con la tipificación del feminicidio se busca que, a través del Derecho Penal, se protejan los bienes jurídicos o derechos que son vulnerados cuando se priva de la vida a una mujer por razones de género.”
Hablar de feminicidio es hablar de violencia. Violencia que es construida socialmente y que abarca una gran cantidad de factores.
De acuerdo a la definición de la organización mundial de la salud, la violencia es
 “ el uso intencional de la fuerza o poder, intencional o actual, en contra de uno mismo, en contra de una persona, o en contra de un grupo o comunidad que tiene como resultado  o alta probabilidad de resultados, heridas, muerte, daños psicológicos, perturbación del desarrollo o de privación.
En relación al tema de la violencia y su construcción social, como lo menciona Velazquez, Susana en “Violencias Cotidianas” (2013)” la asunción estereotipada de los roles de género, las expectativas sociales acerca de varones y mujeres, llevará al ejercicio y al abuso de poder, y esto determinará una desigual y diferencial distribución de poderes generando otra de las causas centrales de la violencia de género”
En relación a las causas y factores que desencadenan que un hombre cometa un feminicidio, el estudio: factores psicosociales en hombres internos por feminicidios en el Nuevo Modelo de Gestión Penitenciaria en República Dominicana”, (2011)[5] en el cual se establece lo siguiente: “La violencia feminicida es el último escalón de la violencia de género que funciona como la punta del Iceberg de un problema que desborda los límites  para poder calificar como una gran epidemia”.
 Estudios como el realizado en Santo Domingo, ponen en relieve que, mas que la enfermedad o trastornos mentales, se ha encontrado con mayor frecuencia la presencia de trastornos de personalidad.
Por definición: un trastorno de personalidad es: una forma inadaptable, estable y duradera que se mantiene más allá de unas condiciones específicas ambientales.
Los trastornos de personalidad están descritos en el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSMIV-TR). Entre ellos se encuentran: trastorno paranoide de la personalidad, trastorno esquizoide, trastorno esquizotípico trastorno anti social, trastorno histriónico, trastorno límite, trastorno narcisist , trastorno de personalidad por evitación, trastorno de personalidad por dependencia, trastorno obsesivo compulsivo de la personalidad, entre otros.
De acuerdo al “Estudio de la implementación del delito de Feminicidio en México: Causas y Consecuencias, 2012, 2013 (OCNF)  con el estado de Puebla se considera feminicidio cuando se priva de la vida a una mujer y: el sujeto activo lo comete por odio o aversión a las mujeres; el sujeto activo lo comete por:
-        Celos extremos respecto a la víctima.
-         Odio o aversión a las mujeres
Es importante considerar que en la mayoría de los casos de feminicidio los agresores tendrán siempre una justifIcación que culpe a las víctimas de su propio asesinato, que se valida en la violencia estructural que reproduce una serie de estereotipos que justifican y naturalizan la violencia contra las mujeres:

 Metodología

El presente artículo se realizó mediante la revisión de notas periodísticas, en un estudio cualitativo y exploratorio.
El periodo histórico comprendido para la revisión, incluye del 13 de noviembre del 2013 al 15 de abril del 2015.
La población comprende a las mujeres asesinadas en el Estado de Puebla y en los municipios de: Amozoc, Acajete e Izúcar de Matamóros.
Los casos de los feminicidios revisados en las notas periodísticas fueron los siguientes:
-15 de abril del 2015. Raquel Torres Pavón, 34 años. Asesinada por un compañero de trabajo. Método: Ahorcamiento.
-20 de marzo del 2014: Judith Coatl Cuaya, egresada de la facultad de Psicología. Asesinada por su pareja.
-30 de enero del 2014: Karla López Albert. Asesinada por su pareja. Método: Ahorcamiento.
-13 de Noviembre del 2013. Araceli Vázquez Barranco. Asesinada por su pareja. Método: Apuñalamiento.
-Maricela Torres. Asesinada por su pareja.
Así mismo, la realización de la investigación presente, se apoyó en los resultados encontrados en el estudio: factores psicosociales en hombres internos por feminicidios en el Nuevo Modelo de Gestión Penitenciaria en República Dominicana”, (2011). Este estudio se realizó por medio de : entrevistas semi estructuradas, junto con el inventario Multifásico de personalidad 2(MMPI2)

 Resultados
A través de la revisión hemerográfica se obtienen los siguientes resultados:
-        Las notas periodísticas que narran los acontecimientos del Estado de Puebla, no contienen mucha información acerca de la historia de los victimarios.
-        En la mayoría de ellos, se encuentra que después de las parejas, los victimarios fueron familiares y conocidos de las víctimas, cuyas edades oscilaban entre 20 y 30 años de edad.
-        No existe información sobre el perfil de los feminicidas, sobre su historia, antecedentes familiares y personales o estudios psicológicos que puedan indicar la presencia de algún trastorno.
-        Así mismo, la información que existe, indica, los nombres de las víctimas, sus edades, y el nombre completo y edad de su agresor. Sin embargo ninguno de ellos está siendo procesado o está encarcelado.
-        Los hechos narrados en las notas periodísticas, señalan un hecho anterior a que ocurriera el feminicidio, como una discusión, embarazo , o ruptura de la relación por parte de la mujer.
-        En los casos de las mujeres asesinadas por sus parejas, cuando los familiares iban a presentar la denuncia diciendo el nombre del agresor, tenían que justificar la actitud de las mujeres, presentando pruebas de que su conducta no había provocado el homicidio. Tal como es mencionado en la siguiente nota periodística:
              “ Emma, la hermana de Judith, lamentó la “insensibilidad” de las autoridades y el nulo trabajo para localizar a Judith, “nos tratan como si primero tuviéramos que convencerlos de que mi hermana era una mujer de bien, responsable y decente “, para que inicien las investigaciones.”[6]
-        La presencia de los medios de comunicación en los casos que han sido resueltos, ha sido de gran importancia para que se realicen seguimientos a los casos:
      “Lourdes Pérez Oseguera, responsable del Programa de Género y VIH de la Ibero Puebla, consideró que el feminicidio de Karla López Albert se resolvió por la movilización de las autoridades judiciales debido a la fuerte presión mediática y familiar de la que fueron objeto. Sin embargo, no todas las familias de las víctimas cuentan con ese apoyo, ni con los recursos económicos para exigir una respuesta.”[7]
Debido a la falta de información sobre el tema, se realizó revisión de un estudio de República Dominicana (Factores Psicosociales en hombres internos por feminicidios en el Nuevo Modelo de Gestión Penitenciaria en República Dominicana”, 2011) en el cual, se indica,  que no hay un perfil único de agresores. Cada uno tiene su estilo, pero si comparten características en común.
Dicho Estudio, arroja que además de existir diversos trastornos con características específicas (esquizoide, por evitación, histriónico, etc.), hay puntos comunes en los agresores, clasificados en una “tipología del agresor”. De acuerdo a esta tipología, son tres sub tipos de agresores los que existen: Violento solo en la familia / Borderline Disfórico, y Violento en general (anti social)
Así mismo, se toman en cuenta en éste estudio algunos factores incidentes de la violencia,  tales como:
-Personales: Conductas deshinibidas, hiperactividad, impulsividad, déficit de atención y baja empatía, unido a un nivel de autoestima inestable.
-Familiares: Incluyendo lazos familiares deficientes, modelos o roles paternos violentos, desorganización familiar.
-Escolares y Laborales: Pobres logros educativos, frustración laboral y desempleo.
-Ambientales: Desorganización comunitaria, crisis económica, aceptación social de la violencia.
De acuerdo a la revisión metodológica, y a los resultados presentados anteriormente, el presente artículo, propone como perfil del feminicida, el siguiente:
-        Edad entre 20 y 30 años de edad.
-        Altos niveles de celos.
-        Presencia de trastornos de personalidad
-        Falta de información sobre prevención de violencia, tanto en víctimas, como en victimarios.
-        Se identificaron fases cíclicas de violencia en los agresores.
-        Altos niveles de celos
-        Violencia Predominante
-        Altos niveles de depresión / disforia e ira con base ansiosa.
-        Ambivalencia con mujer / pareja
-        Apego temeroso
-        Impacto dominante de ciertos temas de conflictos en la pareja, como son: temas relacionados con hijos, relaciones sociales.
-        Fácil acceso a armas.
-        Inicio temprano de acciones violentas por parte de los victimarios.
-        Violencia feminicida como resultado de un proceso de escalada y no como un acto criminal casual de un día.
-        Bajo nivel de escolaridad de los victimarios y la superioridad de las víctimas en este aspecto.
-        Escasez de información sobre prevención de violencia presente en los victimarios.

 Conclusiones
Dentro del panorama actual de los feminicidios, se observan diferentes situaciones importantes, que es necesario tomar en cuenta para realizar acciones que lleven a la prevención.
Un aspecto que destaca, es la falta de información existente, sobre todo en el Estado de Puebla, tanto de los feminicidios que han ocurrido, como de los factores que pueden desencadenarlos.
De la misma forma, tampoco existe información suficiente sobre los victimarios, no hay estudios psicológicos sobre las causas o factores que contribuyeron.
Todo esto, aunado al  hecho de que los casos documentados sean menores a los casos existentes, origina que se minimice el problema al no ver la magnitud real del mismo.
Otro aspecto de gran relevancia es que, el sistema para realizar la denuncia , pone énfasis a la parte de responsabilidad de las mujeres, señalando la conducta previa de ésta.
Esta situación continúa en el discurso popular e incluso en las notas periodísticas, al señalar un hecho previo a la consumación del crímen.
Esto es consecuencia de un sistema de construcción social que se ha venido reproduciendo, aunado a la falta de educación existente sobre el tema.
A través del estudio realizado, se puede inferir que si existiera mayor información acerca del tema y de la historia de los victimarios, se podría contar con un sistema de evaluación a detalle que estudiara los factores desencadenantes y posibles trastornos psicológicos.
Al existir dicha información, sería posible, identificarlos e implementar programas, atendiendo aspectos, desde la violencia hacia la mujer, para atender parejas disfuncionales donde existan agresores potenciales
Así mismo, es prioritario crear en Puebla, programas de información y difusión de estos temas para crear una cultura en torno a la protección de las mujeres

REFERENCIAS

-        Arteaga, A, Nelson y Váldez , Jimena (2010). “Contextos socioculturales de los feminicidios en el Estado de México: nuevas subjetividades femeninas”, en Revista Mexicana de Sociología, vol. 72, núm. 1, enero-marzo, 2010 (pp. 5-35). México, México: Universidad Nacional Autónoma de México.
-        Brath, Eva (2011). “Feminicidios en México. Organizaciones de derechos de las mujeres y derechos humanos luchan contra la `cultura del silencio”, Heinrich Böll Stiftung, documento en línea: http://mx.boell.org/web/seguridad-ciudadana-1351.html, fecha de consulta 18-09-2011.
-        “Factores psicosociales en hombres internos por feminicidios en el Nuevo Modelo de Gestión Penitenciaria en República Dominicana”. Santo Domingo, República Dominicana. Diciembre 2011.
-        Velázquez, Susana (2003). Violencias cotidianas, violencias de género. Escuchar, comprender, ayudar. Paidos. Buenos Aires
-        Ángeles Arechederra Ortiz, Juan Antonio Echauri Tijeras (2010). Violencia contra las mujeres en la pareja. Claves de análisis e intervención. Universidad Pontificia Comillas. Madrid
-        Tamayo León, Giulia (2000) Cuestión de Vida. Balance Regional y desafíos sobre el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia. Cladem y Oxfam. Perú.
-        Zepeda Lecuona, Guillermo. (2004). Crimen sin castigo. Procuración de Justicia Penal y Ministerio Público en México. México: Centro de Investigación para el Desarrollo, A. C. Fondo de Cultura Económica.
-        “Estudio de la implementación del tipo penal del feminicidio en México. Causas y Consecuencias 2012 y 2013”. (2014) Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio.México.

Notas periodísticas:
Rojas, González , Gerardo . Martes 8 de Abril del 2014. “ Permanecen Impunes 8 de cada 10 feminicidios en Puebla”, en E.Consulta. com, recuperado de : http://www.e-consulta.com/nota/2014-04-08/seguridad/permanecen-impunes-ocho-de-cada-10-feminicidios-en-puebla.
Camacho, Mónica,. 23 de mayo 2014 “En 5 meses se registraron 20 casos de feminicidios en Puebla”, en: La jornada de Oriente. Recuperado en:http://www.lajornadadeoriente.com.mx/2014/05/23/en-cinco-meses-se-registran-20-casos-de-feminicidios-en-puebla-odesyr/
Páez, Samantha. 3 de Mayo 2015.Registra ONG cada mes, cuatro feminicidios en Puebla. En E. Consulta. Com. Recuperado en: http://www.e-consulta.com/nota/2015-05-03/seguridad/registra-ong-cada-mes-cuatro-feminicidios-en-puebla
Ayala, Aranzazú, Las otras víctimas de los feminicidios.26 de Abril del 2015. Lado B. Recuperado En : http://ladobe.com.mx/2015/04/las-otras-victimas-de-los-feminicidios/
Ayala, Aranzazú. 17 de Agosto 2014.Las Mujeres que faltan en Puebla. Lado B. Recuperado En: http://ladobe.com.mx/2014/08/las-mujeres-que-faltan-en-puebla/




[1]Datos de : Observatorio Ciudadano Nacional de Feminicidios, en :
http://observatoriofeminicidiomexico.org.mx/
[2] Ayala, Aranzazú. 17 de Agosto 2014.Las Mujeres que faltan en Puebla. Lado B. Recuperado En: http://ladobe.com.mx/2014/08/las-mujeres-que-faltan-en-puebla/
[3] Ayala, Aranzazú, Las otras víctimas de los feminicidios.26 de Abril del 2015. Lado B. Recuperado En : http://ladobe.com.mx/2015/04/las-otras-victimas-de-los-feminicidios/

[4] Cifras del Observatorio de Derechos Sexuales y Reproductivos, en : http://www.odesyr.org/
[5] Se toma como referencia éste estudio realizado en Santo Domingo, debido a la poca cantidad de información sobre los feminicidios en México,  y de manera específica en el Estado de Puebla.
[6] Rojas, González , Gerardo . Martes 8 de Abril del 2014. “ Permanecen Impunes 8 de cada 10 feminicidios en Puebla”, en E.Consulta. com, recuperado de : http://www.e-consulta.com/nota/2014-04-08/seguridad/permanecen-impunes-ocho-de-cada-10-feminicidios-en-puebla
[7] Recuperado de: [7] Rojas, González , Gerardo . Martes 8 de Abril del 2014. “ Permanecen Impunes 8 de cada 10 feminicidios en Puebla”, en E.Consulta. com, recuperado de : http://www.e-consulta.com/nota/2014-04-08/seguridad/permanecen-impunes-ocho-de-cada-10-feminicidios-en-puebla