LAS OPORTUNIDADES SE
DILUYEN. EL PROBLEMA DE DESEMPLEO EN EL ESTADO DE PUEBLA PARA LOS EGRESADOS DE
EDUCACIÓN SUPERIOR
Erika López Rosas
Resumen.
La educación superior en México ha
representado por décadas un símbolo de estatus y un requisito para el éxito
laboral, por lo que se convirtió en el ideal a alcanzar en todos los sectores
sociales.
El imaginario colectivo mexicano,
alimentado con estas ideas y con la creencia de que invertir en una
licenciatura y más aún en un posgrado, potenciaría aún más al egresado
universitario, ha impuesto un condicionamiento importante en los futuros
profesionistas por parte de sus familias y el entorno social.
Sin embargo, esta situación contrasta
con las condiciones del mercado laboral actual en México, que no tiene la
capacidad de emplear a la gran cantidad de jóvenes universitarios ni la
disponibilidad de hacer compatible el tipo de oferta y
demanda de empleo en el país.
El choque entre expectativas y la
realidad que experimentan quienes terminan sus estudios para incorporarse al
mercado de trabajo provoca frustración en las nuevas generaciones de fuerza
laboral en México.
La gran cantidad de requisitos que los
empleadores actuales solicitan a los egresados se convierten en una paradoja
que no deja salida a éstos últimos quienes deben aceptar puestos que no se
relacionan directamente con su profesión o que no les ofrece una remuneración
satisfactoria, siempre con la esperanza de encontrar algún día un empleo que
cubra con todas sus necesidades.
En el presente artículo se explorará la realidad
actual que impera en el Estado de Puebla en temas de desempleo y del acceso que
tienen aquellos jóvenes adultos a un empleo que corresponda con el grado de
preparación que poseen. Además de ello, se analizará el contexto nacional y los
programas que ha implementado el Gobierno Federal para aumentar la taza de
empleo y la relación que guardan estos con la realidad diaria de los jóvenes
poblanos.
Palabras
claves.
Desempleo, educación, mercado laboral, profesionistas.
Abstract.
University level education in México has represented
for decades a sign of social status and a must-be, in order to achieve
professional success, so it became the ideal goal in every social class.
General perception in Mexico, tendered with these
ideas and the belief that investing in a University major, and even in
postgraduate studies, would strengthen
the University graduate, have imposed a great conditioning over future
professionals by their relatives and social environment.
Nevertheless, this perception doesn`t match with the
real conditions of the job market in Mexico, which seems unable to give job
opportunities to the entire university graduate population, or even to make the
job offer match the kind of jobs that this population demands.
The shock between expectations and reality that
university graduates experience in order to become economically active develops
frustration in the new generations of working classes in Mexico.
The huge amount of requirements that employers ask
these university graduates in order to hire them, become in a paradox that
leaves no exit to them, and they have to accept jobs that doesn`t relate with
their profession or doesn`t offer them a satisfactory remuneration, always
expecting to someday find a job that effectively pays for their needs.
In this article, I will explore the present reality
that rules in Puebla State, in matters of unemployment, and access that young
adults have to a job that matches the level of preparation that they have.
Besides, I will analyze the national
context and some Government programs developed to raise the employment chances
and the relationship that these have to the daily reality of young professional
people from Puebla.
Introducción.
En términos laborales, el Instituto Nacional de Estadística y
Geografía (INEGI) divide a la población en económicamente activa (PEA) y
económicamente inactiva (PEIA). La primera “son todas las personas de 12 y más
años que en la semana de referencia realizaron algún tipo de actividad
económica, o formaban parte de la población desocupada abierta” mientras que la
segunda se refiere a personas que no están disponibles o no tienen interés en
trabajar. (INEGI).
Por su parte, la OIT (Organización Internacional del Trabajo)
ubica a México con un nivel de desempleo
entre jóvenes del 50% siendo los recién egresados el grupo más
vulnerable.
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), el
primer trimestre de este año la población económicamente activa en México
constó de 51,790,637 personas, de las cuales 49,305,839 se encuentran ocupadas
en algún empleo. La mayor parte de dicho segmento de la población (47.8%)
cuenta con estudios medio y medio superior mientras que únicamente el 18.7% de
la población ocupada laboralmente en el país posee un grado universitario.
(STPS, 2014)
En Puebla, de acuerdo al Comité Estatal de Información Estadística
y Geográfica (CEIGEP), en 2014 la población económicamente activa consta de
2,649,956 personas, de las cuales 2,541,997 se encuentran ocupadas.
La población desocupada con estudios medio superior y superior
asciende a 59,440 (CEIGEP, 2014)
De acuerdo a Eduardo Loría Díaz, en la conferencia ‘Coyuntura
económica y mercados laborales’: “los jóvenes con menor tasa de desempleo son aquellos que
pertenecen a clases populares y con niveles educativos básicos debido a que son
ellos quienes están dispuestos a aceptar los bajos sueldos que se ofrecen en la
mayoría de los empleos en México. Los jóvenes de niveles socioeconómicos
medios-altos, con estudios superiores y experiencia laboral no están dispuestos
a aceptar un salario inferior al que se habían mentalizado previo a su egreso”.
En el año 2010, los jóvenes de
entre 15 y 24 años sumaban más de 21 millones, y aunque cada vez estaban mejor
preparados, no lograban encontrar empleo o debían ajustarse a condiciones que
no esperaban, como el 78.8% que no tuvo contrato en su primer empleo o quienes
tuvieron que trabajar en condiciones de precariedad, en industrias informales o
emigrar a otros países. (González Chávez, 2010: 147-149)
Los datos obtenidos de la página de la
SUBSECRETARÍA DE EMPLEO Y PRODUCTIVIDAD LABORAL del Estado de Puebla reflejan
que del año 2001 a la fecha el porcentaje de desempleo en jóvenes con formación
media superior ha aumentado en un 20% ubicando a Puebla por arriba de la media
Nacional con un 3.2% de desocupación, lo que hace suponer que, aunque las
estadísticas oficiales reflejan que existen empleos en la entidad, éstos no
están destinados a trabajadores con estas características.
Para José Ignacio Solano Rodriguez, rector de
la Universidad Realística de México en entrevista, puntualizó sobre el tema: “No obstante, los
esfuerzos de los tres niveles de gobierno, las universidades y el sector
empresarial, la cifra va en aumento por el crecimiento poblacional que se
registra en el país y el estado”,* La situación actual que se
presenta en el Estado, y en general en el país, es que los perfiles con los que
los egresados cuentan no satisface a los empleadores que en la mayoría de las
empresas internacionales ubicadas en este territorio, son de origen extranjero,
como en el caso de Audi y los requisitos para ingresar a la armadora son
sumamente rígidos.
El Presidente de la COPARMEX, Juan Quintana Gómez
considera al respecto que las empresas no se dan “abasto” con la demanda que
implica emplear a tantos jóvenes. *
*(Tomado de “http://www.e-consulta.com/)
Claramente el mercado presenta un desequilibrio. “Las empresas
aprovechan la situación para contratar al personal más calificado,
ofreciéndoles un menor
salario”. (Angulo Pico et. al, Julio-Septiembre 2012: 55).
Se ve un fenómeno de sobreeducación, donde le es imposible al sistema económico
generar puestos de trabajo acorde a las condiciones de capital humano.
Los crecientes niveles de subempleo y la mala calidad del empleo
que se observa en todos los sectores económicos mexicanos son indicadores de un
excedente de oferta de empleo, mientras que la demanda de éste aumenta a un
ritmo mucho menos acelerado, impidiendo el aumento de los salarios generales en
nuestro país. (Fujii y Candaudap, 2007: 211)
Marco Teórico.
Podemos
definir al desempleo como “el ocio involuntario de una persona que desea encontrar trabajo.”
Una persona se encuentra en situación de
desempleo cuando cumple con cuatro condiciones:
1. está en edad de trabajar
2. no
tiene trabajo,
3. está buscando trabajo y
4. está disponible para trabajar.
Esto lleva a puntualizar que el desempleo no es
algo que las personas desean, sino por el contrario se produce como algo
involuntario relacional entre ellas y las empresas
De acuerdo a la literatura que aborda el tema,
este término también hace referencia a la incapacidad que tiene el Estado a
nivel económico para sostener a toda la fuerza laboral de un país.
En México, los programas destinados al fomento
al empleo brindan capacitación para el autoempleo, vales de capacitación, etc;
sin embargo están dirigidos a un sector de la sociedad que no considera a los
egresados de licenciaturas y posgrados, más bien se enfocan en personas en
situaciones vulnerables (pobreza por ejemplo) que necesitan un empleo que les
permita satisfacer sus necesidades básicas, muy diferente a lo que los
egresados están esperando de su primer empleo.
Para Adam Smith (1723-1790) el desempleo tenía
que ver con una variación en los salarios de tal manera que cuando los salarios
son altos se genera desempleo, mientras que si se mantienen bajos, existe más
población con empleo.
La Teoría del empleo apoya este pensamiento y
explica que la rigidez de los salarios hace que el desempleo aumente y al
revés. Esto adquiere sentido al comprobar que los egresados de ambos grados
universitarios que tienen la suerte de encontrar un puesto laboral, están
sujetos a la oferta y por lo tanto se ven obligados a aceptar un empleo con un
salario por debajo de lo esperado puesto que eso es lo que los empleadores
ofrecen y que de no aceptarlo, inmediatamente entrarían a las interminables
filas de desempleados de este país.
John Maynard Keynes, 1883- 1946) en su propia
Teoría sobre el empleo postula que el ingreso está relacionado con el consumo y
la inversión puesto que a mayor es uno, mayor es el otro y se atreve a brindar
una propuesta con la que se pueda generar mayor empleo puesto que esto implica
el aumento de la demanda global y por lo tanto la necesidad de las empresas de
contratar más mano de obra para satisfacer las necesidades de consumo de la
población, implementando un ciclo.
Carlos Marx (1818–1883) habla del Estado como
el que debe regular y distribuir los recursos para establecer un sistema de
producción planificada que incluya y haga participe a la población
(proletariado).
Mankiw y Rabasco (p.437) atribuyen como causas
del desempleo a cuatro factores principales:
1. el tiempo que pasa el trabajador buscando un
empleo que se ajuste a sus gustos y necesidades.
2. la legislación sobre el salario mínimo. Al
tener que pagar a trabajadores no aptos una cantidad establecida o mayor hace
que la cantidad ofrecida de trabajo aumente y la demandada se reduzca, por lo
tanto, el exceso de trabajo resultante es motivo de desempleo.
3. el poder de mercado de los sindicatos.
4. Según la
teoría de los
salarios de eficiencia las empresas están dispuestas a pagar salarios por
encima de la media para que el trabajador se “quede”, por lo que, al no haber
rotación de personal, los puestos a los que los egresados quieren acceder ya
están ocupados.
Encontramos además una clasificación del
desempleo y dadas las condiciones a las que nos estamos refiriendo en el
presente artículo, podemos suponer que el que se vive en el estado es del tipo
Estructural pues éste se refiere a las diferencias que existen entre la oferta
de trabajo y lo que pide el empleador para llenar esas vacantes.
Marco
Contextual.
La OCDE establece que en nuestro país el sector más favorecido
laboralmente son aquellos que accedieron únicamente hasta la educación primaria
o secundaria. Junto con Corea, México
es el país con más tasa de desempleo
entre las personas con grados universitarios y que el tiempo promedio que estos
jóvenes pasarán desempleados antes de colocarse en un empleo fijo será de
aproximadamente tres años.
Se habla entonces de un porcentaje cercano al cincuenta por ciento
de jóvenes egresados que no contarán con opciones de colocación en ninguna
empresa del sector al que se especializaron. Hablamos de más de 90,000 jóvenes
con estudios de nivel medio superior y superior en el Estado.
En Puebla específicamente se estima que el porcentaje de jóvenes
que sí encuentran un empleo al egresar, se enfrentan a otra cuestión delicada:
el sueldo. Dentro de la entidad se calcula que el promedio de ingresos oscila
entre los cinco y quince mil pesos mensuales pero que tampoco constituyen una
seguridad real para ellos puesto que están sujetos a la constante rotación de
personal para evitar la antigüedad o a
la inconstancia de los pagos.
Puebla se encuentra en el
área “B” según la STPS en el tabulador de salarios mínimos; por tanto, se
establece que el salario mínimo sea de aproximadamente $66, sin embargo nos
damos cuenta gracias a las estadísticas que no son los profesionistas los que
tienen los mayores ingresos con respecto a esta media sino que son los
operadores de trascabos o los mecánicos los que más ingresos tienen en comparación.
Este fenómeno puede ser
entonces la razón por la que muchos jóvenes han tenido que aceptar empleos que
no se relacionan con lo que estudiaron o en los que no se les remunera por su
grado y que lo único que les ofrece es experiencia.
Una realidad que se da en
Puebla es que ni las universidades ni el gobierno estatal se preocupan por este
problema social.
La delegada de la
Secretaría de Trabajo del Estado reconoce que no se destina parte del ingreso
estatal para promover el ingreso de los jóvenes al mercado laboral. Hay pocos
programas para ello y aunque se convoca constantemente a los jóvenes a Ferias
de Empleo, la realidad es que en los empleos que se ofrecen no existen las
oportunidades para aquellos con grados universitarios de licenciatura y mucho
menos de maestría. *
Otro problema que
encontramos a nivel estatal es que la actual administración ha promovido que no
haya contrataciones abiertas es decir, que los puestos en los que podría haber
jóvenes preparados, se coloca a personas “específicas” restándoles
oportunidades.
El gobierno moreno-vallista
está de acuerdo en impulsar programas que buscan integrar a los mexicanos al
trabajo formal, es decir, a condiciones propias del neoliberalismo al que están
sujetos todos los trabajadores de este país.
Metodología.
El
objetivo de esta investigación, es comprender el fenómeno del desempleo en
personas con estudios a nivel de posgrado. Dado que el tema del desempleo es un
asunto relevante para el gobierno del estado, existe mucha información al
respecto en diversas fuentes oficiales y privadas, por lo que, para recolectar
y analizar la información existente, se abordará el proyecto desde dos estrategias
de investigación. Por un lado se revisó material bibliográfico y hemerográfico
así como diversos enlaces en internet para conocer la situación actual por la
que atraviesa el Estado en materia de desempleo.
Se
consultarán diferentes documentos, tanto oficiales, emitidos por organismos
gubernamentales, como informativos de revistas y periódicos que se refieren a
los datos sobre desempleo.
Por otro lado se utilizó la entrevista como medio para
conocer
la problemática que enfrentan las personas con nivel de educación superior al
momento de buscar un trabajo, y como es que este nivel de educación modifica
las expectativas y realidades del mundo laboral para ellos.
Para
encontrar esta información, se entrevistará a personas que se encuentran dentro
el segmento al que se dirige esta investigación, es decir, hombres y mujeres
que cuentan con nivel de estudios de posgrado que estudiaron en universidades
del Estado, y que en este momento se encuentran desempleados o subempleados, se
utilizará una entrevista semiestructurada, y se hará un análisis cualitativo de
las respuestas obtenidas.
La constante espera.
Siendo Puebla una de las
ciudades más importantes a nivel nacional por la gran cantidad de industrias
extranjeras que se han establecido en el territorio, sobre todo del ramo
automotriz, tiene un lugar notable en las estadísticas en cuanto al desempleo
en su población joven se refiere. Es además uno de los
estados que cuentan con más universidades privadas en el país y de donde los
jóvenes que se preparan en ellas comienzan a generar una identidad particular
con la cual egresan pensando que la formación académica y los grados serán garantía
para conseguir un empleo y además bien remunerado.Los egresados tanto de
licenciatura como de maestría se han enfrentado a una realidad muy diferente a
la que se les planteó en sus casas mater pues se vuelve cada vez más difícil
colocarse en un “buen” empleo pues como se planteó anteriormente, los que hay
no cubren las expectativas principalmente en el tema del salario.
“Sondeando
con gente que conozco y que trabaja en el área de reclutamiento y selección de
las empresas, también me han comentado que cuando ven un curriculum de alguien
que cuenta con estudios de posgrado, lo descartan de inmediato y ni siquiera se
comunican con esas personas, pues consideran que la empresa no puede pagar el
salario que alguien de posgrado desea (esto basado en las suposiciones que
hacen en las empresas sobre lo que alguien con posgrado desea obtener como
salario).” (Entrevista con M. Maestro en Psicología del Trabajo y las
Organizaciones por la UPAEP generación 2011; desempleado. 22 agosto de 2015).
Otra dificultad a la que se deben enfrentar resulta del hecho de que
la gente que está al frente de las
empresas ocupando puestos importantes y bien remunerados ni siquiera cuentan,
en muchas ocasiones con la preparación académica que el mismo puesto debería
exigir y que, al modificar el perfil ellos pueden acceder al mismo.
Las empresas además buscan ante todo ahorrar costos y la
especialización en un colaborador muchas veces no es tan necesaria, sobre todo
si hay alguien que puede hacerlo por un costo mucho menor, es decir, una
persona que no esté formada académicamente en eso pero que puede realizar el
trabajo que la empresa requiere.
“Una razón más (…para no contratarme),
es que prefieren contratar gente que tenga mucha experiencia, incluso aunque no
cuenten con estudios de licenciatura, pues consideran que la experiencia es más
importante que la formación académica, además consideran que la gente con
posgrado tiene actitudes muy soberbias y sienten que saben mas que los demás.”
(Entrevista con M. Maestro en Psicología del Trabajo y las Organizaciones por
la UPAEP generación 2011; desempleado. 22 agosto de 2015).
Dentro del ambiente laboral se generan por supuesto las rivalidades
incluso antes de que el candidato sea aceptado en el puesto y cuando los
reclutadores reciben a uno que consideran apto, incluso más que ellos para algún
puesto dentro de la empresa, utilizan el poder que ella misma les ha dado para
rechazarlo pues la creencia social radica en que el que llegue muy
probablemente querrá y podrá acceder a un puesto mayor a corto plazo y eso
genera un costo mayor.
La falta de comprensión de algunas empresas sobre las habilidades de
un especialista y los beneficios que éste podrá traer a la misma es otro de los
problemas a los que se enfrentan los candidatos universitarios.
Además, los perfiles de puesto de algunas empresas exigen como
requisito indispensable la experiencia comprobable y para los recién egresados
eso resulta desalentador incluso para aplicar para el puesto. Los requisitos
que ponen las empresas para la contratación parecieran cada vez más absurdos y
complicados para las personas que tienen ganas de trabajar y que cuentan no
solo con la formación académica sino con las capacidades personales para
desarrollarse óptimamente dentro del mercado laboral, a pesar de ello se sigue
elevando la tasa de desempleo en este sector de la población que se queda poco
a poco sin opciones.
“Si
me preguntas si me arrepiento de haber estudiado una Maestría, en el plano
personal no, pues me ayudó mucho en el crecimiento personal, sin embargo,
profesionalmente es una de las peores decisiones que he tomado en mi vida, pues
desde que la estudié, no he podido encontrar un solo empleo en donde se
aprovechen estos estudios, y es una inversión muy fuerte que no ha generado
absolutamente ningún rédito económico.” (Entrevista con M. Maestro en
Psicología del Trabajo y las Organizaciones por la UPAEP generación 2011;
desempleado. 22 agosto de 2015).
Resultados.
Las repercusiones de no conseguir un empleo aún
cuando se ha invertido en ello tienen que ver con factores psicológicos,
emocionales y sociales para los jóvenes desempleados puesto que no se genera un
ingreso y por lo tanto tampoco un consumo, lo que merma la seguridad de la
persona y lo desestabiliza, sobre todo si ya ha contado con un empleo y de
pronto se lo quitan.
La desesperanza y desesperación provoca que
muchos de estos profesionistas y maestros tengan que recurrir al subempleo y
dedicarse a algo que no tiene relación alguna con lo que estudiaron perdiendo
ahí tiempo y oportunidades de acceder a un puesto mejor.
La percepción de los jóvenes desempleados en la
actualidad que cuentan con estudios universitarios, sobre todo los de posgrado
es que la inversión no se ha podido recuperar y que se perdió tiempo valioso en
la búsqueda de un empleo, pretendiendo que un titulo de grado mayor sería una
llave de acceso directo a una mejor calidad de vida cuando en realidad ha sido
todo lo contrario.
Conclusiones.
Se plantea entonces cuestionar,
como punto inicial la ideología
con la que las Universidades alimentan a sus alumnos, misma que no
plantea una realidad social actual y que está presente todos los días a nivel
mundial y con las que se les hace creer que entre más preparados estén tendrán mayores
oportunidades de conseguir un empleo que les asegure el éxito profesional
incitándolos a invertir no sólo tiempo sino también grandes cantidades de
dinero para alcanzar una utopía en muchos casos.
Para combatir entonces este rezago tan significativo entre jóvenes
profesionistas y especializados me parece que es necesario en primer lugar, que
las instituciones que dan estos niveles de educación, ofrezcan opciones de
empleo a sus egresados, buscar colocar a aquellos a quienes desarrollan, por
otro lado, considero que no se debería de ofrecer la educación de posgrado a
cualquier persona. Según lo que he podido observar con personas que estudiaron
un grado mayor, aquellos que ya contaban con un empleo en el que se
desenvolvieran en las áreas incluidas en los estudios de posgrado, obtuvieron
ventajas sobre sus colegas, y en general se han desarrollado profesionalmente
muy rápido gracias a la maestría, mientras que aquéllos que no contaban con un
empleo que tuviera relación directa con los estudios, en general se encuentran
estancados y luchando por oportunidades. Por lo tanto creo que las
instituciones que ofrecen estos estudios, tienen la obligación de negar el
ingreso a las maestrías a aquellos aspirantes que no cuentan con experiencia ni
con un trabajo actual en el cual dicha maestría pueda ayudarlos a
desarrollarse.
El Estado tiene, la otra parte de la responsabilidad en el tema y se
hacen cada vez más necesarios los programas eficaces y efectivos que promuevan
el empleo a todos los sectores de la población y no sólo a los más vulnerables
económicamente hablando puesto que los jóvenes egresados de maestría se
convierten automáticamente en población vulnerable desde el momento en el que
no se abren los espacios para poder ejercer la profesión a la que le dedicaron
tanto tiempo y esfuerzo. Me parece que este sesgo en la oferta laboral es un
grave problema no sólo a nivel estatal sino federal y mientras no se considere
como tal, los egresados estarán condenados a una lucha interminable por salir
adelante.
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