LOS VINCULOS AFECTIVOS QUE ESTABLECEN LAS MUJERES CON SUS
PAREJAS QUE LAS INICIAN EN LA PROSTITUCIÓN
Yadira Vargas Granillo
RESUMEN
La presente investigación es de tipo bibliográfica y hemerográfica y se propuso describir
el tipo de vínculos afectivos que aprenden y viven las mujeres que corporizan discursos
de dominación y explotación masculina en la trata de personas en Tenancingo, Tlaxcala.
Para ello se analizaron las características de las relaciones conyugales y parentales de los
padres de tales víctimas, mismas que se han construido a partir de una cultura machista
que contribuye a las condiciones de vulnerabilidad de la mujer a delitos de explotación.
La intención final de este análisis es propiciar la generación de acciones de prevención y
difusión de información dirigidas a jóvenes con factores de riesgo, que nos permita
conceptualizar el amor y las relaciones de pareja sin dependencia o codependencia, con
responsabilidad sobre nuestras decisiones y que promuevan la construcción de un rol de
género que no enaltezca el sacrificio en las relaciones. Es decir, haciendo hincapié en el
cambio en la manera en cómo se conceptualiza la vida familiar y el amor en pareja.
Además, puede permitir la conciencia y reflexión de aquello que me hace vulnerable
desde un marco social y familiar, posibilitándome a una toma de decisiones más funcional
a nivel individual.
Finalmente este análisis no pretende descartar el papel preponderante que tiene nuestro
pasado y presente, cultural y económico, pero nos posibilita a pensar que existen caminos
distintos.
PALABRAS CLAVE:
Trata de personas- dependencia emocional- codependencia
emocional- género.
ABSTRAC
This research is kind of literature and newspaper archives. It was proposed to describe
the type of bonding that women learn and embody masculine discourses of domination
and exploitation in trafficking in Tenancingo, Tlaxcala live. To do the characteristics of
marital and parental parents victims of such relationships, same as those constructed from
a macho culture that contributes to the vulnerability of women to exploitation offenses
were analyzed.
The ultimate aim of this analysis is to facilitate the generation of prevention and
dissemination of information aimed at young people with risk factors, allowing us to
conceptualize love and relationships without dependence or codependence, with
responsibility for our decisions and promote building a gender role exalting sacrifice in
relationships. That is, emphasizing the changes in the way how family life and love is
conceptualized as a couple.
In addition, you can allow the awareness and reflection of what makes me vulnerable
from a social and family environment, posibilitándome to making better decisions
individually functional.
Finally, this proposal does not intend to discard the preponderant role that our past and
present, cultural and economic, but allows us to think that there are different paths.
KEY WORDS: people trafficking- emotional dependence- emotional codependencygender
INTRODUCCIÓN
La trata de personas con fines de explotación sexual ha adquirido en México una mayor
relevancia en los últimos diez años, incluso se ha convertido para algunas comunidades
en una de sus principales fuentes de ingreso económico.
Según un informe sobre las condiciones de vulnerabilidad que propician la trata de
personas en México, elaborado por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y el
Centro de Estudios e Investigación en Desarrollo y Asistencia Social, la trata de personas
constituye el segundo negocio más lucrativo en México, después de las drogas*.
Los centros e institutos que generan una estadística de los casos de trata de personas son
el Censo Nacional de Impartición de Justicia Estatal, la Fiscalía Especial para los Delitos
de Violencia Contra las Mujeres y Trata de Personas (FEVIMTRA), la Organización
Internacional del Trabajo, la Comisión Nacional de Derechos Humanos y el Centro de
Estudios e Investigación en Desarrollo y Asistencia Social.
* López Torres, N. (2015). Traficadas. El negocio de la trata de mujeres en México. El país. México.
http://elpais.com/elpais/2015/02/03/planeta_futuro/1422991449_085843.html
Existen también otras asociaciones no gubernamentales que trabajan en relación a ello.
En este sentido, ninguno de los datos que proporcionan estas instancias expresa de manera
puntual la trata de personas. Las estadísticas son inexactas e inconsistentes, pues la mayor
parte de estos casos no son denunciados. Como dice Montiel (2009), en este negocio es
ineludible la participación de miembros de la policía, del gobierno e incluso del sector
eclesiástico. Esto explica que aunque se tengan focalizadas espacios en los que predomina
esta actividad, no haya ninguna acción que se encamine a modificarlo.
En el diagnóstico sobre la situación de la trata de personas en México, que emitió la ONU
en 2013, menciona que en el año 2012, el más reciente informe de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) señaló que 14.2 millones de personas eran víctimas de
explotación laboral y 4.5 millones lo eran de explotación sexual (18.7 millones en total).
Asimismo expone que alrededor de 2 a 4 millones de personas son captadas cada año con
fines de trata en el mundo.
México es un país de origen, tránsito y destino de trata de personas. De acuerdo a Ulloa
Ziáurriz citada en UNICEF (2012), tan sólo en los estados que conforman la región centro
de México, se calcula que 1 millón y medio de personas se dedican a la prostitución, 90
por ciento de las cuales son mujeres y niñas.
No obstante, de los 31 estados a nivel nacional, solo 28 consideran como delito penal a la
trata de personas y solo 13 cuentan con una ley especial que preveé la protección de
víctimas, mientras que cuatro de ellos no tienen tipificado este delito (Orozco, 2011: 14).
En 2005, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estimaba en 12.3millones el
número de adultos y niños en situación de trabajo forzado, servidumbre por deudas y
prostitución forzada (ONU, 2013: 15). No obstante no hay un registro puntual del total
de víctimas de este delito.
MARCO TEÓRICO
Para la Organización de las Naciones Unidas, la trata de personas se entiende como: “La
captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo
a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al
engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o
recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga
autoridad sobre otra, con fines de explotación” (2007: 11).
De acuerdo a Orozco (2011) la trata de personas es un fenómeno que permea el ámbito
educativo, social, jurídico y económico. En relación al ámbito educativo, se educa para
permanecer en la ignorancia, para fomentar y propiciar el funcionamiento de los
mecanismos de poder utilizados por los proxenetas; en el ámbito social proyecta el
predominio de relaciones de poder que establecen roles que se definen a través de la
vulnerabilidad de uno sobre el otro; en el marco jurídico, notamos la incongruencia y la
protección de intereses particulares en la consciencia de este fenómeno en territorios
clave, sin que ello signifique alguna acción que los confronte; y finalmente, en el ámbito
económico, la trata de personas es uno de los negocios más fructíferos a nivel
internacional.
Este delito se ha tipificado de acuerdo a la finalidad con la que se comercia a las víctimas
de la trata de personas.
En este sentido, el estudio que a continuación se presenta, basa sus observaciones en
relación al proceso de trata de personas con fines de explotación sexual que ejercen los
padrotes de Tenancingo, Tlaxcala. Lugar que es ampliamente reconocido incluso a nivel
internacional por tal práctica. Así mismo, se relaciona estrechamente con un modo de
captación en particular.
Este modo de captación es descrito con profundidad en los estudios de investigación de
Montiel (2009, 2013) acerca de la trata de personas, en los que narra el modus operandi
de los proxenetas de Tenancingo. De acuerdo a este autor, una de las variantes de este
proceso es el “robo de la novia” el cual implica enamorar a una mujer para después
convencerla de salir de su casa e irse a vivir a otra ciudad bajo la promesa y esperanza de
un mejor futuro. Al llegar allí, la situación económica no es la esperada, pues la promesa
que él le había mencionado de empleo para sí mismo no es cumplida. Después de cierto
tiempo el proxeneta comienza a decirle indirectamente, luego de forma directa, que venda
su cuerpo solo por un tiempo, en lo que salen del apuro.
En esta línea, el análisis que continúa pretende explicar qué sucede con “las novias que
eligen ser robadas”. Así es posible formular la siguiente pregunta: ¿Qué estilo afectivo
les fue heredado que les lleva a acceder a la decisión de prostituirse?
Para Montiel (2009), la trata de mujeres se ha instaurado y difundido en esta región
mediante el engranaje entre dos sistemas, el patriarcal y el capitalista.
Ambas variables constituyen condiciones de vulnerabilidad que se proyectan en el ámbito
familiar, siendo fomentado también por la mujer, quien por ejemplo a veces alienta a sus
hijos a que se dediquen al proxenetismo o participa activamente en el reclutamiento,
sometimiento y explotación de las mujeres de sus hijos (Montiel, 2013: 9). Resulta
interesante preguntarse, solo como un gesto de curiosidad humana, qué es lo que lleva a
una mujer a formar parte activa en esta parte del proceso de explotación de otra persona
de su mismo género.
En este sentido, las palabras de Faguetti (2006) nos resultan de utilidad: “El sistema
patriarcal se introduce en las personas antes de su nacimiento, profundizándose en su
infancia. Las enseñanzas recibidas por el individuo, que implican prescripciones,
prohibiciones, tabúes, normas y reglas, son determinantes de un imprinting cultural que
a menudo no tiene retorno”. Desde mi punto de vista, las “mujeres reclutantes” así como
los proxenetas reproducen un ciclo de comercialización en el que el ser humano, que goza
de una supuesta libertad e independencia, ha abandonado esa posibilidad para convertirse
en una mercancía más de consumo. Aunado también a una ideología que defiende la
supremacía del hombre sobre el cuerpo de las mujeres y que lo impulsa incluso a decidir
sobre éste.
Un sistema patriarcal es entendido como aquel que conserva una ideología y su expresión
en el lenguaje que explícitamente devalúa a las mujeres dándoles a ellas, a sus roles, a sus
labores, sus productos y su entorno social menos valor del que se les da a los hombres;
cuenta con una estructura que excluye a la mujer de ciertos espacios de poder tanto en lo
económico, lo político como en lo cultural (Saltzman: 1992).
Las ideologías patriarcales no solo afectan a las mujeres, como expresa Facio y Fries
(2005): “Al ubicar a la mujer en un plano de inferioridad en la mayoría de los ámbitos
de la vida, restringen y limitan también a los hombres, a pesar de su estatus de privilegio.
En efecto, al asignar a las mujeres un conjunto de características, comportamientos y
roles “propios de su sexo”, los hombres quedan obligados a presidir de estos roles,
comportamientos y características y a tensar al máximo sus diferencias con ellas”.
Ahora bien, qué estilos afectivos se apoyan en una estructura e ideología patriarcal. Para
Navarro (2004), el machismo permea la personalidad de mujeres y hombres,
enseñándoles a éstas que son ellos quienes tiene más posibilidad de pensar, decidir y
resolver problemas, así como de dar protección y cuidado. Por este motivo las mujeres
aprenden a buscar seguridad apegándose a un hombre. Se imaginan que solo podrán
desarrollarse plenamente si cuentan con un intermediario masculino.
Podemos enlazar este argumento con lo que explica Montiel (2013) acerca de cómo las
esperanzas de crecimiento y desarrollo proveen a las víctimas de razones para aceptar
huir con su novio proxeneta y después acceder a prostituirse. Pareciera que no creyeran
en la posibilidad de dar vida a tales esperanzas por sí mismas.
En concordancia con lo expresado, Navarro (2004) menciona que un sistema patriarcal
modela a los hombres para adoptar actitudes de hostilidad, dureza e intransigencia frente
a los demás, mientras que a las mujeres las presiona para que acepten el papel de sufridas,
sumisas, dependientes, conformistas, tímidas y con escaza iniciativa.
En tales circunstancias las mujeres aprenden un estilo afectivo dependiente irracional y/o
codependiente. El primero de ellos se expresa en un diálogo interno que necesita la
existencia de otro para vivir, que renunciaría a todo por el otro, que le llevaría a asumir
todas las responsabilidades con tal de evitar conflictos, que deja de lado cualquier otro
vínculo y que no exige y se conforma con lo que el otro le dé.
De acuerdo a Giorgana (2014: 28), la expresión sería la siguiente: “soy capaz de pasar lo
que sea (desprecios, humillaciones, infidelidades y algo más)”. Esta autora lo define
como “un estilo amoroso que se caracteriza por vivir muy cerca del otro. Colgadas a
todo lo que nuestra pareja hace o dice, o deja de hacer o de decir. Existimos cerca de
ellos y lejos de nosotras. Ocupamos nuestra energía en todo que tiene interés para él.
Nos relegamos al último lugar y nos quejamos de no ser importantes. Los convertimos
en el centro de nuestra experiencia misma”.
Bajo esta luz cabe decir que, se aprende a amar, se aprende a relacionarse, se aprende a
autovalorarse, se aprende a ser. Y es en este modelo de formación humana en que se
inserta perfectamente la estrategia de los proxenetas para conquistar, enamorar y
prostituir a sus parejas.
La “padroterapia” caracterizada por ponerle atención a lo que siente la mujer prostituida,
escucharla para definir o construir una estrategia de dominación vinculada a sus
sentimientos sin utilizar violencia física sino estrategias psicológicas para engañarla,
construyendo historias con base en engaños (Montiel, 2013: 11); forma parte del
engranaje de piezas que proyectan la manera en cómo nos construimos en nuestras
relaciones.
Otro aspecto importante se advierte en la dicotomía en la que en el sistema patriarcal ve
un hombre a la mujer, ya sea como malvadas infieles o como santas. Lo anterior genera
una dinámica familiar en la que el padre prohíbe la expresión y curiosidad por la
sexualidad y enaltece actitudes de sacrificio. Esto encierra a las adolescentes en un cerco
que convierte en tabú lo que hay tras de él. La sexualidad se esconde tras una cortina de
humo que prohíbe mirarla naturalmente, aumentando la curiosidad por experimentarla.
En el caso de las mujeres, se les enseña a mantener guardado bajo llave su instinto sexual
(Navarro, 2004: 13).
Así pues, si se prohíbe la posibilidad de vivir la sexualidad se impulsa a buscar cómo
resolver las necesidades y carencias derivadas de ella.
METODOLOGÍA
Esta investigación es bibliográfica y hemerográfica, para la cual se revisaron libros y
revistas. De igual manera, se utilizó un APGAR familiar como instrumento de análisis de
las fuentes bibliográficas, para determinar en qué medida estas familias proveen a sus
miembros de una ideología reflejada en actitudes, conductas, pensamientos y emociones,
que construyen su vulnerabilidad.
Un APGAR familiar evalúa cinco funciones:
Adaptación. Describe la forma en que los miembros de la familia, utilizan los recursos intra y
extrafamiliares en los momentos de grandes necesidades y periodos de crisis, para resolver sus
problemas y adaptarse a las nuevas situaciones.
Participación. Mide la satisfacción de cada miembro de la familia, en relación con el grado de
comunicación existente entre ellos en asuntos de interés común y en la búsqueda de estrategias y
soluciones para sus problemas.
Ganancia Hace referencia a la forma en que los miembros de la familia encuentran satisfacción
en la medida en que su grupo familiar acepte y apoye las acciones que emprendan para impulsar
y fortalecer su crecimiento personal.
Afecto. Evalúa la satisfacción de cada miembro de la familia en relación a la respuesta ante
expresiones de amor, afecto, pena o rabia, dentro del grupo familiar.
Recursos. Evalúa la satisfacción de cada miembro de la familia, en relación a la forma en que
cada uno de ellos se compromete a dedicar tiempo, espacio y dinero a los demás. Los recursos
son elementos esenciales en la dinámica familiar (Palomino y Bustamante, 2006).
RESULTADOS
De acuerdo con los textos revisados es posible conjeturar que el tipo de familia al cual
pertenecen las “mujeres robadas”, posee las siguientes características en su estructura:
- Jerarquía claramente establecida. El hombre es el que manda y la mujer obedece.
O bien conflictos abiertos entre ambos.
- Roles rígidos soportados bajo ideas preconcebidas de una herencia social, cultural
e histórica, que define lo que debería de ser y formas de actuar específicas de
acuerdo al sexo.
- Reglas rígidas en torno a lo que ésta permitido y lo que no.
- Carencias emocionales en cada uno de los miembros de la familia.
- Modelos parentales de pareja que transmiten un amor dependiente y
codependiente.
- Miedo en relación a la expresión de la sexualidad.
- Posible dependencia al alcohol, drogas, entre otras.
- Carencias económicas.
- Bajo nivel de estudios.
Bajo la luz de un APGAR familiar, este tipo de familias tienden a mantener la homeostasis
de un sistema patriarcal, por lo que cualquier comportamiento que implique una amenaza
a tal adaptación es excluido del sistema o severamente castigado.
La comunicación entre sus miembros es clara y rígida en relación a los patrones de
comportamientos permitidos. No así en la expresión de emociones o pensamientos. Estos
últimos serán expresados de manera encubierta y confusa.
En este tipo de sistemas familiares, la relación no es de ganar-ganar, porque actuar así
sería amenazante. La satisfacción de pertenencia se ve claramente afectada por límites
rígidos, carencias económicas, comunicación encubierta y confusa en algunos aspectos.
Las expresiones de afecto son limitadas, después de todo amar implica vulnerabilidad, y
dentro de un sistema patriarcal solo se le permite ser débil y vulnerable a la mujer. Al
hombre se le enseña a amar a través de la protección que representa el proveer los medios
económicos a su familia. En efecto, los hijos que crecen en un sistema así, aprenden que
no es adecuado expresar determinadas emociones y buscan la confirmación, seguridad y
confianza que otros les hagan sentir de sí mismos.
Los recursos que tienen una supremacía sobre las demás son los económicos. El tiempo
y espacio que los padres dedican a sus hijos está determinado por el grado de necesidad
económica.
En otro punto, tenemos que las razones de que “la padroterapia” funcione también, es que
se encuadra en un tipo particular de ideología patriarcal y de sistema económico, que
permean la estructura familiar proyectándose en los sistemas familiares en una gran
variedad de carencias afectivas y económicas.
Dentro de este sistema se enseña a hombres y mujeres a buscar a su media naranja, a aquel
ser que los complementara y con el cual será posible dar lugar a una multitud de
expectativas que no se verbalizan pero que están presentes.
Además, se le enseña a la mujer a vivir a partir de otro, a corresponder el amor que otra
persona le da haciendo “todo” lo que ésta en sus manos por mantenerlo.
Mujeres insertas en tales sistemas suelen buscar a hombres con un perfil en particular,
éstos deben transmitirles la sensación de seguridad y protección que no obtienen de su
ambiente externo ni de sí mismas. Lo anterior puede reflejarse en ellos en la posesión de
artículos materiales diversos, un diálogo que exprese posibilidades de crecimiento
económico y de un amor infinito, etc. Además es preciso que el dialogo de los proxenetas
haga crecer la confianza y el ego de la mujer a quien conquista.
De igual manera, estos hombres deben reproducir las pautas del patriarcado que
observaron ellas en sus familias de origen, pero no desde aquello de lo que huyen sino
desde su ganancia, al menos al inicio del enamoramiento.
CONCLUSIONES
La trata de personas es uno de los delitos de explotación que requiere de una suma
interminable de esfuerzos para crear programas de prevención destinados a sembrar un
cambio en la ideología predominante.
Como explica Feito (2007) la vulnerabilidad aun siendo una característica intrínseca al
ser humano, no es estable ni inmutable. Más bien es dependiente de factores que pueden
cambiarse y en los que se pude intervenir.
Como analizamos con Montiel (2010, 2013), tales condiciones se encarnan en el sistema
económico capitalista y en la ideología patriarcal.
Siguiendo a R. Chambers citado en Feito (2007), podemos explicar que las mujeres
víctimas de trata están expuestas a un medio de contingencias y tensiones que vulnera su
posibilidad de construir recursos que les permitan contender a tales riesgos.
No obstante, a pesar de las condiciones externas que proveen de esta fragilidad y
vulnerabilidad a la mujer, es ampliamente terapéutico devolver a las mujeres insertas en
tales contextos, su facultad de decidir. Puede ser esto discutible en tanto nos preguntemos
¿Qué tanto somos dueños de nuestras decisiones?, no obstante desde una perspectiva
psicoterapéutica el que un individuo cobre consciencia de la responsabilidad que tiene de
sus actos puede llevarle a un cambio significativo.
Finalmente, con culpar al sistema capitalista o a la ideología en la que se está inmerso no
se resuelve nada. Además, existe una línea muy delgada que nos permite evadir y
justificar nuestra responsabilidad en nuestras acciones.
Así pues, las novias robadas, eligen ser robadas como una promesa de idealización que
exige no desaparecer, como la sensación de ser una con otra persona, de haber encontrado
a aquel que hará posible que sus sueños se cumplan.
Continuar usando el término “el robo de la novia” mantiene el ciclo de vulnerabilidad del
que son parte, además de continuar la promoción de una conducta codependiente. Como
dice Gómez y Delgado (2003), las personas codependientes poseen un locus de control
externo, es decir que existe la creencia en ellas de que lo que les sucede está determinado
por fuerzas externas que no pueden controlar y no por decisiones voluntarias.
Por otra parte, entendemos que los estilos de amor de los que se nutren y aprenden las
mujeres en tales circunstancias, tienen una tendencia a ser dependientes y codependientes.
Por lo que describen relaciones que se construyen en la etapa inicial como
sobreinvolucradas y denotan a una persona que puede tener dificultad para fijar límites,
que siente lo que le sucede a los otros como si le sucediese a ella, que teme al rechazo y
abandono y que equipara a sufrir con amar.
En esta línea de pensamiento deben insertarse proyectos de trabajo en escuelas y con los
padres. En las escuelas es preciso concientizar a los jóvenes acerca de qué es lo que
buscan en una relación y por qué, a construir relaciones saludables con personas que se
constituyan en una red de apoyo psicológica.
Pueden realizarse videos en los que se presente el tipo de perfil de los proxenetas y de las
mujeres a quienes reclutan, con el fin de propiciar la introspección y reflexión.
Finalmente, cabe decir, que los vínculos que establecemos en nuestras relaciones están
en constante cambio, por lo que no serán los mismos en las diferentes etapas de la relación
de pareja establecida.
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